Por Gabriel Zapata Correa
Esta semana el país entero y las nuevas generaciones de jóvenes fueron sacudidos en el alma y el corazón con la conmemoración de los 40 años de la toma y retoma del Palacio de Justicia, en lo que justamente para la historia quedó denominado como el Holocausto, en el que murieron más de 100 personas entre magistrados, empleados judiciales, trabajadores de la cafetería y visitantes, fuera de los desaparecidos.
Una vergüenza, un indescriptible dolor en el alma nos produjeron las excelentes ediciones de los noticieros de la televisión recordándonos uno de los peores capítulos de nuestra historia, un verdadero infierno protagonizado por esa organización terrorista, el M-19, uno de cuyos militantes era o sigue siendo nuestro autoritario presidente Gustavo Petro, quien se atrevió a calificar la toma como una “acción genial”. Y el mismo Petro se atrevió a desviar la verdad de la historia al afirmar que el magistrado Manuel Gaona ponente de la constitucionalidad de la extradición, había salido vivo del Palacio, cuando todas las evidencias demuestran que el togado fue asesinado por Andrés Almarales, terrorista del M-19 y quien comandó la toma del Palacio de Justicia.
Estas falsedades de la historia de Petro le merecieron una enérgica respuesta de Nilson Pinilla, exmagistrado de la Corte Suprema y Constitucional e investigador del informe de la Comisión de la Verdad de 2020, en entrevista con El Colombiano.
Pinilla fue tajante en la rectificación a Petro en sus versiones sobre el magistrado Gaona: “Lo que dice el presidente Petro es mentira. Desafortunadamente el doctor Gustavo Petro es un mentirosillo incorregible y está diciendo cosas por una parte y por otra. La verdad es que el doctor Gaona fue asesinado por un miembro del M-19. En ningún momento salió vivo. Es inútil que se traten de inventar mentiras, como lo está haciendo el presidente de la República ahora sobre eso”.
“Del doctor Gaona eso es absolutamente falso, absolutamente falso. El doctor Gaona era un gran jurista, muy estudioso, él era el ponente de esa ponencia que avalaba el tratado de extradición, era un jurista integro y muy respetado. Desafortunadamente he tenido que ver que hay mucho sesgo. Sesgo de pronto politizado, sesgo por hacer aparecer a una persona como héroe o como victimario. Entonces la verdad es que yo no he querido leer nada de eso, porque me repugnaría esas afrentas a la verdad”, remató Pinilla.
Más bien Petro, en lugar de intentar romperle el pescuezo a la verdad, debería ofrecerles perdón a la justicia y a la sociedad, pero antes que todo contar toda la verdad, como lo dice el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez.
El magistrado Jorge Ibáñez -frente a si el presidente Petro debería pedir perdón por la toma del Palacio- afirmó que el jefe de Estado debe hacer ese “examen” y que es una posibilidad y una invitación que “toda la sociedad” colombiana le hace.
“Sabiendo él por haber sido integrante de esa organización qué fue lo que sucedió podría ayudarnos a decir la verdad y adicionalmente si hubo una equivocación también podría ofrecer, según el caso, perdón a la sociedad colombiana”, manifestó.
Pero si Petro se atreve osadamente a calificar este acto terrorista del M-19 como una “acción genial”, no es de esperar que tanga la grandeza que debe revestir a un presidente de ofrecer perdón. Esto demuestra que el autoritario mandatario sigue respirando odio y venganza y de ese marco conceptual no se va a salir, y menos ahora que está en unas condiciones de inferioridad humillantes por haber perdido la visa y encontrarse en la Lista Clinton.
Como dice el alcalde Federico Gutiérrez, esta historia debe contarse al derecho, sobre las bases de las evidencias de todo lo que sucedió, sin pretender tampoco ocultar los desmanes en que cayó la fuerza pública en la retoma del Palacio de Justicia.
Y tampoco podemos negar la responsabilidad del gobierno de turno, encabezado por el presidente Belisario Betancur, quien no hizo nada para detener la barbarie. El exmagistrado Pinilla, investigador de estos hechos, lo confirma: “Que fue absolutamente negado a actuar. El doctor Belisario me dijo directamente que dio la orden de restablecer la democracia recuperando el Palacio, respetando la vida de los rehenes y de los guerrilleros. Recuerdo que yo le mencioné, terminada la entrevista, que él estando a tres cuadras de distancia, con semejante balacera, tenía que darse cuenta que no estaban respetando la vida de nadie, y se quedó callado… Lo que hubo fue un vacío de poder, porque Belisario no hizo nada para parar la hecatombe de la toma brutal por parte del Ejército para supuestamente recuperar el espacio. La Fuerza Pública no respetó la vida de nadie, los cañonazos, los tanques en el interior del edificio evidentemente mataron a todos los que estuvieran por delante, guerrilleros, empleados, visitantes o magistrados”, dice Pinilla en entrevista con El Colombiano.
La mejor forma de no repetir un hecho tan horrorífico como este es llegar a la profundidad de la verdad, sin esguinces como los de Petro, para que la sociedad y las nuevas generaciones que lo vivieron esta semana por televisión sepan hasta dónde llega la capacidad macabra del terrorismo.


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