
Por Gabriel Zapata Correa
A medida que se le van agotando los días a este Gobierno, en medio de las angustias por la cantidad de equivocaciones y desaciertos mal intencionados, y en el profundo abismo en que tiene al país, vemos cómo el caos total se adueñó de la administración central.
Cada día estamos más convencidos de que el país le quedó muy grande al presidente y que es una persona muy poquita para afrontar con éxito la solución de los problemas que se han agravado en sus manos. El país no solo le quedó grande, sino que el mandatario y su séquito de colaboradores inmediatos no saben para dónde van y mucho menos se han dado cuenta que nos tienen en un abismo profundo del cual demoraremos más de 30 años para salir de él.
Han sido muy eficientes, eso sí, en la narrativa y en el discurso mamerto para justificar el desastre, del cual no se escapan ni los jóvenes estudiantes, a quienes los dejó colgados con los créditos del Icetex y ni el mismo Petro ha sido capaz de salir a ponerles la cara por semejante incumplimiento.
Es tal el caos de este gobierno, que ni el mandatario, quien se da ínfulas de saber de economía, le puede explicar a los colombianos cómo pretende que el Congreso le apruebe la ley de financiamiento, mientras se raja en la ejecución, pues se le acabó este año y no ha gastado 150 billones de pesos del presupuesto. Es tan ineficiente este gobierno, que incluso hay ministerios que han ejecutado menos del 30% de su presupuesto.
Tal como lo dicen dirigentes políticos de diversas corrientes, y analistas expertos, la baja ejecución presupuestal ha sido una constante del Gobierno Nacional. Y pese a que lleva más de dos años en el poder, la situación no ha mejorado. A tan solo 28 días de culminar el 2024, hay ministerios que no se han gastado ni el 30% del presupuesto asignado.
En cifras del Portal de Transferencia Económica del Gobierno, a la fecha el Ejecutivo ha ejecutado unos $352 billones, de $503 billones asignados este año. Eso quiere decir que faltan para gastar el 30% de los recursos. Y la Unidad de Datos de El Tiempo da cuenta que 32 entidades del Estado solo se han gastado cerca del 70% de su presupuesto, por lo que el Gobierno todavía tiene $150 billones sin ejecutar para esta vigencia.
Pero aparte de la ineficiencia total del gobierno, se le vino el mundo encima al presidente Petro, con las revelaciones de María Alejandra Benavides, la exasesora personal del exministro Ricardo Bonilla, quien afirmó en sus declaraciones a la Fiscalía que Juan José Oyuela, director de ejecución del Invías, sería el enlace para facilitar supuestamente el pago de 92 mil millones de pesos a los congresistas, para que le aprobaran sus proyectos.
El tema no está fácil para el presidente y su exministro Bonilla, a quien el mandatario tuvo que pedirle la renuncia, pero lo sacó en medio de una calle de honores y lo bañó en elogios para tratar de disimular un poco el escándalo, cuyo tsunami político no ha podido disminuir. Al contrario, las últimas revelaciones de la señora Benavides a la Fiscalía General, dejan en peores circunstancias al Gobierno.
En nuevos audios revelados por Semana, la exasesora del jefe de la cartera de Hacienda, María Alejandra Benavides, confirmó que Bonilla le pidió que avanzara en las gestiones.
Benavides le comentó a la Fiscalía General de la Nación que el ministro Ricardo Bonilla supuestamente le mencionaba que “se le acababa el tiempo y que algo había que hacer. Yo le digo: ‘ministro, ¿qué hacemos ministro? Allá no se está moviendo nada’, y ¿por qué lo sabía yo? Yo era la que recibía la presión del Congreso y me decían: ‘no están saliendo, no los han contactado, no los han llamado, no los han buscado, no se ha hecho nada, eso no va a ser en este año’.María Alejandra, hazlo, y yo le decía al ministro que yo lo hacía, yo le decía al ministro permanentemente: ‘ministro, esto me dice el Congreso de la República’”.
La respuesta del presidente Petro, en el trino más largo que ha elaborado desde que llegó a Palacio, demuestra que los escándalos de corrupción le pasan por encima y le resbalan. Por eso sacó a Bonilla bañado en elogios por su honestidad, pero en ese nudo gordiano de sus incoherencias no explica por qué llega a su gobierno el excongresista, controvertido y polémico Armando Benedetti, acusado e investigado por pegarle a su mujer y con una serie de investigaciones en la Corte Suprema de Justicia.
Todo parece indicar que al presidente Petro no le importa lo que está pasando dentro de su Gobierno, ni el desastre en que tiene al país, muy especialmente en materia de orden público. Lo que le interesa ahora es comenzar a montar la próxima campaña presidencial, que le garantice dejar un sucesor que continúe su desastrosa tarea en el supuesto cambio, el cual, hasta el momento, solo ha mostrado resultados en la corrupción, la más alta en la historia de Colombia.
Es posible que Pero ubicó a Benedetti en ese cargo estratégico de asesor de cabecera para pagarle el precio de su silencio. Pero lo más seguro es que lo trajo para que le ayude a ganar las próximas elecciones. Y para eso se traerá también a Roy Barreras del Reino Unido. Porque todos saben que las elecciones no se ganan con votos, sino con plata. ¿O no fue así como Petro llegó a la Presidencia?
Pero mientras tanto, el gobierno sigue sumido en el peor caos sin antecedentes en la historia del país, y los colombianos sufriendo el desastre de una administración que no sabe el daño que le hace a Colombia.
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