29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¿El Congreso será del bolsillo de Roy Barreras? 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa (foto) 

Parodiando al desaparecido excandidato presidencial Rodolfo Hernández, podemos decir que “esto ya cambió”. 

A 22 días de la posesión del presidente electo, Gustavo Petro, el hombre ya cambió la forma de hacer política, y de la mano prodigiosa del padre de los “Petrovideos”, el maravilloso estratega de “el todo se vale”, conocido de marras por sus mañas políticas especialmente en el Congreso, logró en tiempo récord armar una coalición de gobierno que le permitirá cabalgar los proyectos de ley de la reforma socialista prometida en campaña. 

Pero lo que nos tiene más asombrados a los colombianos es la forma como se alinearon la mayoría de los partidos, “por un espíritu” patriótico”, con la mira puesta en los enormes beneficios sociales de las reformas que anuncia a cuatro vientos el presidente electo, a través de sus ministros designados. 

En decenas de años de historia de la política colombiana, casi con los mismos protagonistas de los últimos 20 años, por primera vez los partidos acuden presurosos a sumarse a una maquinaria que será una verdadera aplanadora, tal como lo promete el insigne Roy Barreras, sin burocracia ni mermelada alguna de por medio. 

Para lograr ese milagro así de fácil, sin otra contraprestación que servirles a los colombianos de bien y favorecer a las clases menos favorecidas, no tenía que viajar a Florencia, Italia, el director único del Partido Liberal, el expresidente César Gaviria a verse con Petro. Igual al acróbata del circo de la política nacional, Roy Barreras, que ha pasado por todos los partidos políticos sin sonrojarse, el doctor Gaviria pasó por todos los retenes de esta campaña electoral, menos por el del candidato Gustavo Petro.  

Y sin pena ni gloria y en menos de lo que canta un gallo, declaró a su partido aliado de la coalición de Gobierno, y terminó del lado de todos sus copartidarios que lo habían abandonado por desleal a los principios liberales.  

Ya están todos en el mismo corral. Una maravilla. Un partido que cogobernó durante ocho años con el entonces presidente Juan Manuel Santos, y que le aprobó en el último una reforma tributaria alcabalera, con el 19% del IVA incluido, a la canasta familiar. Ocho años de mermelada y de toda clase de prebendas burocráticas, cuya costumbre no le permitió alinearse con el Gobierno de Duque porque este desde que asumió anunció que su administración no iba a comprar a los políticos. 

Este milagro que no pudo realizar el presidente Duque en sus primeros dos años de Gobierno, lo logró en menos de 20 días el insigne Roy Barreras, el más seguro presidente del Congreso, y los senadores y representantes, comiendo alpiste en la mano, ya anunciaron que respaldarán los proyectos de ley que brotarán a borbotones partir del 7 de agosto. 

Que no nos crean tan inocentes. Roy Barreras, el rey de “el todo se vale”, Alfonso Prada, Armando Benedetti, y el mismo Mauricio Lizcano, curtidos y expertos en mermelada, saben cómo funciona el Congreso y cómo se aceita esta complicada maquinaria de intereses para que funcione como se necesita. 

Hasta el momento el panorama nos muestra a un Centro Democrático, en solitario, haciendo oposición razonable. Porque tenemos que decir la verdad. El país es otro al que estábamos viviendo antes de las elecciones presidenciales. 

Un dólar en la cresta más alta de su historia, una inflación que se acerca a pasos agigantados a los dos dígitos, y los ventarrones de una inevitable recesión que nos llegan del todopoderoso país del norte, nos ponen a pensar si la gran inversión que provendría de la tormentosa reforma tributaria apenas alcanzará para las necesidades primarias…  

Este contexto nacional e internacional multiplica la responsabilidad del Congreso, frente al nerviosismo que hay en el país por la irresponsabilidad de algunos ministros designados, que, sin posesionarse, han salido a soltar anuncios descontextualizados, como los relacionados con la ley de tierras, por citar apenas este ejemplo. 

Los congresistas deben haber hablado con numerosos empresarios e industriales, y suponemos que siguen viviendo en Cundinamarca y no en Dinamarca, para que pongan los pies sobre la tierra a ver si el palo está para hacer cucharas. Hay pánico en la calle y más temores que esperanzas.  

Una cosa es reflexionar sobre las conveniencias y recovecos de cada proyecto de ley, y otra firmarle un cheque en blanco al señor Roy Barreras quien sabe muy bien donde ponen los huevos las garzas. 

Si los partidos entraron a la coalición de Gobierno por puro “espíritu patriótico”, y porque creen a ojos cerrados en la nueva buena fe del nuevo Gobierno, lo menos que le pedimos a los congresistas, es que actúen con responsabilidad. 

Porque nos sigue pareciendo un cuento de hadas, que en Colombia los mismos con las mismas ya cambiaron la forma de hacer política, y que por arte de magia desaparecieron la mermelada y la burocracia ramplona que han engordado sin límite sus chequeras.  

Mejor que nos cuenten otra película de vaqueros.