19 abril, 2024

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Vistazo a los hechos: Daniel Ortega, un espejito

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa

Hasta hace algunas semanas los medios internacionales mostraban abiertamente su extrañeza con el papa Francisco, pues pese a la persecución abierta del régimen dictatorial de Daniel Ortega, contra miembros de la misma Iglesia, no había sido posible que el máximo jerarca del catolicismo expresara una opinión condenando los abusos del opresor.

Pero el papa se ve que se estaba llenando de motivos, para utilizar una expresión muy colombiana, para venirse con todo, y emplear la peor calificación que se le podría hacer a mandatario alguno sobre la tierra.

“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige” Nicaragua, explica refiriéndose a Ortega.

“Es como si fuera traer la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana del 35, traer aquí las mismas… Son un tipo de dictaduras groseras. O, para usar una distinción linda de Argentina, guarangas. Guarangas”, añade el Pontífice. Comparó a Nicaragua con la Alemania de Hitler.

Como el mundo entero lo sabe, la represión del dictador Daniel Ortega lo ha llevado a la expulsión, destierro y pérdida de nacionalidad a las personas que libremente han manifestado su opinión contra los abusos del régimen.

En esa lista de expulsados cayó su representante oficial y personal en el país, el arzobispo nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag. Y vale recordar que monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, fue condenado a 26 años de cárcel por denunciar los abusos contra los derechos humanos fundamentales del régimen.

Sobre monseñor Rolando Alvarez, cuyo paradero se desconoce oficialmente, el papa Francisco confiesa su admiración: “Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”.

La voz del papa trasciende todas las fronteras del mundo, y ojalá sirva para despertar de la modorra sospechosa de otros Estados que guardan un silencio cómplice con una de las dictaduras más despreciables del mundo.

Paradójicamente, el hoy sátrapa de Nicaragua, fue uno de los líderes del sandinismo que en 1979 derrotaron la dictadura del tirano Anastasio Somoza. Y muchos quienes fueron sus compañeros de lucha contra ese tirano inescrupuloso, se encuentran hoy en mazmorras. Entre ellos está Dora María Téllez, quien dirigía las operaciones en Managua, mientras Ortega lo hacía en León.

Por ironías de la historia, Dora María Téllez está hoy recluida en una mazmorra de castigo de la dictadura de Ortega. Mientras Daniel Ortega se ha atrevido a celebrar, sin vergüenza alguna, los 43 años de la caída de la dictadura de Somoza

Y la increíble historia de Hugo Torres, quien participó en una operación de secuestro para liberar a Daniel Ortega de la cárcel en 1974. El exguerrillero murió en las cárceles de Ortega el pasado 12 de febrero. 

La historia ha sido pródiga en demostrar que estos regímenes necesitan de la corrupción para fortalecerse. Tal como ha sucedido con Nicolás Maduro en Venezuela. Y Daniel Ortega, quien lleva en el poder desde el 2007 y completó cinco reelecciones, cuadro consecutivas, no ha sido la excepción de la regla.

La corrupción no solo ha salpicado a su círculo más cercano, como su esposa Rosario Murillo y actual vicepresidente de la Nación, una de las figuras más poderosas del país, no solo por su alto cargo al lado de su esposo el dictador.

Hay varios escándalos que salpican a sus más cercanos aliados. Tal es el caso de Roberto Rivas, expresidente del Consejo Superior Electoral. Según los Estados Unidos, Rivas acumuló una riqueza considerable, aviones, carros de lujo y hasta yates, sin explicación, además de participar en fraude electoral. 

Pero los escándalos no solo lo salpican dentro de las fronteras nicaragüenses, también hay varias decisiones suyas que han favorecido a varios supuestos corruptos. Este es el caso de los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, quienes eran acusados de corrupción en su país. Ortega les otorgó la nacionalidad nicaragüense, y de esta forma, evitó las extradiciones de los exmandatarios.

¿Pero quién se atreve a tocar a Daniel Ortega? ¡Nadie!

No nos olvidemos que el pasado 9 de febrero, 222 prisioneros nicaragüenses fueron deportados a Estados Unidos por el Gobierno de Daniel Ortega. Es lo que se llama un destierro.

Según el Tribunal de Apelaciones de Managua, estas personas habían sido “sentenciadas por cometer actos que menoscaban la independencia, la soberanía, la autodeterminación del pueblo; por incitar a la violencia, al terrorismo y a la desestabilización económica”.    

Según las acusaciones, estos opositores estaban detrás de las protestas de 2018 que Ortega considera como un «complot» para derrocarle. Desde entonces, decenas de miles de personas han huido al exilio a E.U., Canadá o Europa. 

Nos quedamos cortos para contarles los atropellos de este dictador que aún no ha recibido las condenas que merece de la comunidad internacional. Pero es bueno tenerlos en cuenta, para que nos sigamos mirando en el espejo de estos sátrapas.

Nunca será bueno poner las barbas en remojo.