Por Gabriel Zapata Correa
El país afronta una grave crisis fácil de visualizar desde el rincón que se le mire, obviamente originada en el desgobierno total que venimos sufriendo desde que el autoritario mandatario que nos gobierna subió al poder.
Basta recorrer los territorios para observar la desolación en materia de seguridad y el abandono de las responsabilidades del Estado en manos de los mandatarios regionales, quienes carecen de los recursos suficientes para asumir esas obligaciones que poco a poco ha ido delegando el presidente Petro, hasta el punto de que no puede demostrar ninguna obra suya de infraestructura importante a nival nacional. Y que cuando se vaya nadie podrá decir esto lo hizo Petro, aquello se le debe a Petro, este trabajo lo inició Petro y mucho menos si hablamos de su Paz Total.
Por eso compartimos el concepto de muchos analistas y observadores, en el sentido de que debe ser mucha la nostalgia o la envidia que debe invadir ese corazón de odios del mandatario, al ver cómo avanzan las obras del Metro de Bogotá, de la mano de su alcalde Carlos Fernando Galán, pese a la oposición de Petro que no movió un solo pelo desde cuando fue alcalde de Bogotá.
Petro hará sus propias valoraciones, pero los hechos le tapan la boca y la historia será implacable con él, que solo intervino para obstruir la marcha de esta magna obra.
Es innegable que, en este mar de ineficiencia del gobierno de Petro, sobresalen dos figuras que sacan la cabeza a nivel nacional. Dos personajes que se han destacado, no solo por defender los intereses de los territorios y que demuestran que hay que hablar con hechos más que con palabras, y que le han sabido decir las verdades en la cara al autoritario presidente quien cree que con su aire de dictadorzuelo puede pasar por encima de todo mundo. Estos dos líderes nacionales se llaman Federico Gutiérrez y Andrés Julián Rendón, quienes han evidenciado que Colombia sí se puede defender desde las regiones y que los territorios sí tienen futuro si se trabaja en ellos con transparencia, criterio, oportunidad y con sentido de equidad.
Tanto Antioquia como Medellín pueden mostrar resultados, los cuales en forma irrefutable le tapan la boca a Petro, a quien solo le quedan palabras de odio contra nuestros mandatarios territoriales. Pero ellos, con sus obras, han demostrado tener más altura de gobernantes que el “arrimado” de la Casa de Nariño y que para realizar los proyectos y servirlos a la comunidad se necesita mucho más que dejarse invadir el corazón de odio y el alma de sed de venganza.
No me queda la menor duda que el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez y el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, se han erigido como los personajes del año. Con eficiencia y excelente trabajo en equipo Federico y Andrés Julián han afrontado obras que les corresponden a Petro, pero que él ha evadido por vengarse de este territorio que no lo ha tenido entre sus afectos. Pero el gobernador y el alcalde no se han quedado en estas pequeñeces y por encima de las mediocres intenciones presidenciales, han sacado adelante, por ejemplo, el tramo de la vía al Túnel Guillermo Gaviria, o Túnel del Toyo para hacer una realidad viajar de Medellín a Urabá en tan solo cuatro horas. Gracias a ellos esta obra no es un elefante blanco.
Uno de los temas en los cuales el alcalde Federico y el gobernador Andrés Julián han levantado la voz al unísono para defender los intereses de los territorios, es el de la Paz Total. No han dudado en expresarle por qué ha sido un fracaso total y además que ha sido un mecanismo intencional del presidente Petro para entregarles los territorios a las bandas criminales de traquetos en forma indiscriminada.
Sin que sea la intención de ellos asumir la vocería por todos los demás mandatarios regionales, ha sido su capacidad natural de liderazgo que los lleva a que su voz se escuche y sea respetada contra las intenciones del mandamás de Palacio que quiere imponer sus intereses personales por encima de los de la nación.
Federico y Andrés Julián sin odios, pero con todo el amor por las regiones, están evidenciando que el país sí se puede defender y construir desde los territorios.


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