29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Alcalde, el vandalismo no se puede repetir en Medellín

Gabriel zapata

@QuinteroCalle @IvanDuque

Por Gabriel Zapata Correa 

«La protesta que apela a la violencia recibe con justicia el rechazo ciudadano. Nadie ganó nada hoy, hoy perdimos todos», dijo. Con esta frase el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, pretendió justificar los hechos de vandalismo que dominaron la protesta del martes 21, los cuales dejaron dos agentes de la Policía heridos y  27 personas conducidas.

Pronunciada con un poco más de pausa, muestra a un mandatario que parece más reflexivo, frente a los hechos del día anterior cuando un sector importante de la ciudad se vio sometido al terror del vandalismo, según narran varios testigos que sufrieron en carne propia todo lo que sucedió en los predios del hotel Dann, atiborrado de extranjeros asistentes a Colombiatex.

Hacemos énfasis en la reflexión de esta frase, “hoy perdimos todos”, porque contrasta con las imprevisibles consecuencias que se pudieron presentar en el hotel Dann Carlton, cuando más de 400 personas pretendieron tomarse las instalaciones de uno de los sitios más emblemáticos de la ciudad. Y mucho más grave aún, porque la Policía estaba a más de 100 metros y el Esmad a más de 20 minutos de distancia por orden específica del alcalde Daniel Quintero.

Ya los vándalos habían atacado la fachada de Bancolomba pintando sus muros y vidrios con toda clase de frases, e inclusive atacaron a uno de sus funcionarios y lo bañaron en pintura porque intentó oponerse a esta operación vandálica. Pero la Policía no apareció por lado alguno, pues tenía la instrucción de no salir.

Como precedente, valga anotar que el secretario de Gobierno había dado unas declaraciones de respaldo a esta marcha, y no solo marchó con los protestantes durante un buena parte del trayecto, sino que con la venia del alcalde, su jefe inmediato, estableció una zona de hidratación para suministrarles agua a quienes estaban en la protesta.

Aunque no hay nada ilegal en esta decisión, no fue bien vista por cuanto son recursos públicos a los cuales también tienen derecho quienes no estaban de acuerdo con esta protesta por diversas razones, entre ellas, por ejemplo, no compartir muchas de las 134 exigencias que tiene sobre la mesa el comité del paro.

No era difícil presumir que sin la presencia de la Policía lo que comenzó bien en la mañana podría terminar mal en la tarde. El mensaje enviado por el secretario de Gobierno y sus decisiones fue equivocado, pues se interpretó como una muestra de debilidad de parte de la autoridad.

El posterior episodio del hotel Dann fue aterrador, según varios testigos. Los encapuchados llegaron hasta la puerta del hotel, y si no es por valor de un coronel de la Policía, que se les enfrentó a los encapuchados a puño limpio, con el posterior respaldo de sus agentes, quién sabe qué hubiera sucedido. Casi 20 minutos después llegó el Esmad.

El Esmad no pudo llegar más rápido porque lo tenían ubicado a mucha distancia. Sin embargo su presencia  evitó que los vándalos pintaran todos los negocios comerciales de la Milla de Oro.

Al cierre de la tarde el alcalde Daniel Quintero en persona colaboró para reinstalar las banderas del hotel Dann, y él mismo terminó limpiando los rayones que dejaron algunos encapuchados en la fachada del Hotel Dann Carlton. El alcalde usó agua, jabón y esponjilla para borrar los grafitis de la puerta principal, mientras algunos testigos grababan su gesto de civismo.

Las reacciones por no haber desplegado la Policía de manera preventiva no se hicieron esperar. El Comité Intergremial fijó su enérgica posición y en las  redes sociales criticaron muy duro al mandatario por su falta de autoridad.

Pero al otro día en un tono más reflexivo, el alcalde deploró los hechos: “Esta es una imagen terrible que se le manda al mundo”, dijo, y de paso añadió: “Vamos a atacar con contundencia toda muestra de violencia a quienes van a vandalizar y romper la tranquilidad de los ciudadanos”, advirtió.

La lección fue muy dura para la ciudad y el golpe más fuerte aún por lo que significa el Dann a nivel regional, nacional e internacional.

Y si el alcalde, como primera autoridad de Medellín la aprendió, el vandalismo no puede volver a amenazar a la ciudad.