18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¿A quién le duele Medellín?

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

A comienzos de este año, el 3 de enero, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, lo inició con una polémica que sembró toda clase de dudas e incertidumbres, cuando lanzó el siguiente trino: «El futuro se parece a nosotros. Medellín ya no les pertenece”. 

La primera interpretación política es que el alcalde Daniel Quintero venía a hacer un gobierno de izquierda y para la izquierda, y que pondría en práctica esa propuesta, de la mano del senador de la Colombia Humana, cuyas simpatías no ha ocultado nunca. 

Por eso fue que el representante a la Cámara del Centro Democrático, Juan Espinal, fue el único congresista antioqueño que se le enfrentó sin ambigüedades, con este trino: 

«Joven Alcalde @QuinteroCalle sus mensajes mal intencionados generan división, su actuar es típico de la extrema izquierda al mejor estilo chavista y petrista, que lo único que busca es polarizar, generar división de clases y debilitar la institucionalidad. Empezó el año muy mal!», le respondió. 

Y la segunda interpretación era que el alcalde Daniel Quintero mantenía listos sus cañones para continuar en su abierta guerra contra el empresariado antioqueño. Una guerra que lo ha llevado a romper de raíz con la dirigencia tradicional de Antioquia, pese a que la historia nos ha mostrado que esta relación público-privada le ha traído enormes beneficios a Medellín y Antioquia en asuntos tan trascendentales como la salud, la educación y la infraestructura. 

Pero mientras se dilucida el presente y el futuro de esta controversia, cuyas consecuencias se podrán evaluar en el tiempo y en el espacio al término de la alcaldía de Daniel Quintero, bien vale la pena decir abiertamente que Medellín está sufriendo mucho en tres aspectos que afectan directamente en la calidad de vida de sus habitantes. Es lógico pensar que la parálisis de esta relación tendrá efectos irreversibles en Medellín y Antioquia. 

Por lo pronto bien vale decir que algo debe estar pasando en la administración municipal, en el manejo de las prioridades en la ciudad, porque es innegable que hay tres problemas graves que reclaman atención inmediata: en materia de seguridad, en la recolección de las basuras y con la malla vial. 

Nunca antes la ciudad había ofrecido la cara que tiene ahora. Hay una acumulación de basuras en todos los sectores, que ha obligado a la administración a activar la “Operación Naranja” para contrarrestar la indisciplina en el manejo de basuras y escombros. 

Según la misma información oficial, en la ciudad hay más de 100 puntos críticos de residuos identificados, y todo parece indicar que Emvarias no da abasto con su tarea, pese a que cumple con 250 rutas de recolección y transporte de basuras en Medellín diariamente. 

Uno de los aspectos más graves es que se presenta una acumulación de residuos ordinarios, colchones, maderas y escombros que están afectando el espacio público, lo cual obligará un plan de choque en los principales puntos críticos. Porque pese a que la entidad de aseo cumple con los horarios y las frecuencias de recolección, diariamente, además de las actividades de barrido y limpieza complementarias, es necesario trabajar en acciones pedagógicas y operativas en el espacio público para contrarrestar la mala disposición de residuos. 

El otro aspecto que debería ser el primero, tiene que ver con la inseguridad que viene afectando al ciudadano de a pie. Al ciudadano de la calle.  

El volumen de atracos callejeros, de asaltos a mano armada en los restaurantes a plena luz del día, el fleteo que cada día coge más fuerza en las calles de la ciudad y, lo que es peor, esa sensación de inseguridad que nos agobia y que nos hace sentir que algo nos va a suceder cuando salimos de nuestros hogares. Este no es un problema de estadísticas, ni de cifras. Los videos que inundan las redes sociales nos muestran una ciudad en manos de bandidos y de delincuentes, y a una ciudadanía totalmente indefensa, derrotada. 

Y el tercer factor que afecta la calidad de vida de nuestros ciudadanos, es el deterioro creciente de la malla vial. Nunca antes la ciudad había mostrado sus vías en un estado tan lamentable como en la actualidad. Huecos de todos los tamaños, a muchos de ellos se les podría celebrar el cumpleaños. No se ve un programa persistente de la administración para hacerles mantenimiento a las calles y a las vías importantes de la ciudad. 

Obviamente que por una malla vial deficiente sufren los vehículos, pero son peores las consecuencias en la causa de accidentes de carros y motocicletas. 

Seguramente el alcalde Daniel Quintero tiene razón cuando afirma que perdimos a Medellín. Pero lo peor de todo, es que esta ciudad va de mal en peor, porque no le duele ni a la administración que él dirige. 

O, ¿a quién le duele Medellín, señor alcalde?