Por Gabriel Zapata Correa
Los colombianos no salimos del asombro. Cada día crece más el escándalo por la falta atención de los pacientes en los diferentes centros asistenciales, y por la escasez de medicamentos. Y cada día que pasa aumenta la insolencia del presidente Petro y de su ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, a quienes les importa un pito que el pueblo se esté muriendo, literalmente, en las puertas de los hospitales o por falta de medicamentos.
Pero ¿qué es lo que está pasando? Que el gobierno del presidente Petro está ahogando las EPS por el odio manifiesto que les tiene, al igual que su titular de esta cartera, quien esta semana les reconoció a varios medios de comunicación que no les girará un peso más, y coincidió con su jefe Petro, que se liquiden si quieren. Y en el fondo eso es lo que está persiguiendo el gobierno.
Es una vulgar burla a los colombianos que el presidente Petro, y su ministro Jaramillo, quien para no afrontar los temas les tira el teléfono a los periodistas, pretendan endilgar o endosar en terceras personas la responsabilidad de lo que está pasando con la salud en Colombia, cuando el gobierno prácticamente tiene el control de las EPS.
En total son 25,1 millones de usuarios del sistema de salud que estarán bajo el control del Estado a través de las EPS intervenidas, 11 millones de ellos corresponden a la Nueva EPS.
La deuda total de las 26 EPS con las IPS y con los proveedores de medicamentos y tecnologías en salud alcanza los $11,3 billones. Esta cartera obedece a gastos en salud y los cobros por servicios prestados por parte de las IPS con cargo a la UPC, así como a recursos de presupuestos máximos.
Esta es la plata que el presidente Petro y su ministro dicen que no van a pagar. Petro señaló además que las Entidades Promotoras de Salud o EPS, aseguradoras públicas o privadas son las principales responsables de la crisis de medicamentos en el país.
Y sobre la difícil situación que atraviesan, sostuvo que no hay la menor intención alguna de pagar sus deudas, ya que el Estado no tiene ningún tipo de vinculación con las empresas privadas. En ese sentido, dijo que si no cuentan con los recursos para mantenerse a flote y cancelar su deuda tendrán que ser liquidadas.
“Nosotros no pagamos las deudas de los privados. Los privados tienen que pagar sus deudas a las clínicas y hospitales, y si no se liquidan, que es lo que la norma dice, se venden sus patrimonios y se entregan a sus deudores”, advirtió el mandatario.
Petro también sostuvo que el valor de la unidad de pago por capitación (UPC) es suficiente para garantizar la sostenibilidad del sistema de salud en Colombia. Sin embargo, dijo que el problema del sistema es la corrupción y el mal manejo de los recursos por parte de las EPS.
“Entonces aquí la UPC es suficiente. Se la han robado. La maltratan, como hemos visto. Se la roban por el lado de las medicinas, se la roban por el lado de las EPS, se la roban por todas partes”.
Según lo expuesto por el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, las aseguradoras tienen una deuda superior a los $20 billones.
“No tienen reservas técnicas. No tienen cómo operar. Pero lo más grave de todo es la deuda que tienen las intervenidas $17.7 billones. Las no intervenidas, $4.8 billones. Esto totaliza $22.5 billones”.
El presidente Petro intentó ejemplificar los pagos que realizan las EPS y por qué es necesaria la reforma a la salud que impulsa en el Congreso de la República.
“El valor reclamado por las IPS fue de 30 billones. El reconocido no fue sino de 9 billones y no se pagó sino 1 billón. O sea que quedaron debiendo. Si ahora entramos, no hay capital, no hay reservas, no hay patrimonio, pues va a quedar el sistema que no va a poderle pagar a nadie. Por eso es urgente la reforma”.
Incluso, sostuvo que los empresarios vinculados al sector de la salud buscan sacar la mayor cantidad de dinero al Estado, sin importar las consecuencias económicas.
“Subí los recursos de la salud a las EPS de 60 billones en el 2022 a 100 billones de pesos este año y piden más. Estamos ante unos negociantes voraces que quieren quebrar el Estado o sobre endeudarlo aún más”, escribió Petro en su cuenta de X.
Es una guerra declarada a las EPS, contra las cuales él y su ministro descargan todo su odio. Es una guerra sin cuartel. En otras palabras, estamos frente a un chantaje descarado, presionando con la salud del pueblo, para que el Congreso le apruebe la reforma al sistema que él pretende.
Estamos en la olla. Un presidente que actúa como un dictador de la peor calaña, y a quien no le duele la salud del pueblo. Y su ministro en el mismo camino, actuando los dos por encima de la ley. Porque tampoco les importa.
Por eso vale la pena preguntar: ¿conoce usted a alguna persona que no votó por Petro, arrepentida de no haberlo hecho?


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