19 octubre, 2025

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Venezuela ante el 10 de enero: ¿Transición pacífica o choque de legitimidades?

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Juan Eduardo Peraza

Por Juan Eduardo Peraza 

La toma presidencial del 10 de enero de 2025 en Venezuela se perfila como un evento decisivo para el futuro del país. Edmundo González Urrutia, ganador indiscutible de las elecciones, cuenta con un sólido respaldo popular, el reconocimiento internacional y el apoyo de la diáspora y la intelectualidad. Sin embargo, Nicolás Maduro conserva el control de las instituciones estatales, las fuerzas armadas y recursos financieros que podrían servirle para resistir el cambio de poder.

Este escenario plantea una serie de interrogantes clave que merecen ser analizadas en profundidad.

¿Ante quién se juramentaría Edmundo González?

La legitimidad del acto de juramentación es fundamental para consolidar el gobierno entrante. Sin embargo, dado que Maduro controla el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la Asamblea Nacional oficialista, resulta improbable que estas instituciones faciliten el traspaso de poder.

En este contexto, surgen tres posibles escenarios:

1. Juramentación ante un poder simbólico: Edmundo podría juramentarse ante la Asamblea Nacional de 2015, que aún es reconocida por la comunidad internacional. Aunque esta opción podría ser cuestionada internamente, reforzaría su legitimidad internacional.

2. Juramentación ante el pueblo: Una ceremonia pública, con la participación de líderes sociales y de opinión, podría enviar un mensaje de respaldo popular y reforzar la narrativa democrática.

3. Juramentación en el extranjero: En caso de amenazas directas, podría juramentarse en un territorio internacional aliado, lo que recordaría el precedente de Juan Guaidó en 2019. No obstante, esta opción limitaría su capacidad de gobernar dentro del territorio nacional.

¿Puede Maduro gobernar si decide no entregar el poder?

Desde el punto de vista jurídico, la negativa de Maduro a entregar el poder lo convertiría en un gobernante de facto, sin reconocimiento constitucional ni internacional. Sin embargo, pragmáticamente, su capacidad para mantenerse en el cargo dependerá de varios factores:

1. Control militar: Maduro mantiene el respaldo de las cúpulas militares, milicianos y grupos armados irregulares, que podrían reprimir cualquier intento de insurrección popular.

2. Recursos económicos: A pesar de las sanciones internacionales, el acceso a ingresos ilícitos (oro, petróleo y narcotráfico) le permite financiar su aparato represivo.

3. Desgaste interno: La presión social podría intensificarse, impulsada por la diáspora y los sectores más empobrecidos, generando una crisis de gobernabilidad.

En este escenario, Maduro podría intentar gobernar mediante un estado de excepción, aumentando la represión y cerrando aún más los espacios democráticos. Sin embargo, la falta de reconocimiento internacional haría insostenible este esquema en el mediano plazo.

¿De qué manera puede incidir la comunidad internacional?

La comunidad internacional ha demostrado su capacidad para influir en crisis políticas, pero también enfrenta limitaciones en un contexto como el venezolano.

1. Presión diplomática y sanciones: La Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y países como Estados Unidos podrían intensificar las sanciones económicas y diplomáticas, aislando aún más al régimen de Maduro.

2. Reconocimiento activo de Edmundo González: Los gobiernos aliados podrían establecer relaciones diplomáticas formales con el nuevo presidente, desconociendo por completo a Maduro. Esto facilitaría el acceso a fondos bloqueados en el exterior y podría generar fracturas internas en las fuerzas armadas.

3. Mediación internacional: Países como México, Colombia o Noruega podrían liderar iniciativas de diálogo para negociar una salida pacífica, aunque los antecedentes de fracasos en este tipo de procesos generan escepticismo.

4. Intervención humanitaria o militar: Si el conflicto escala, no puede descartarse un llamado a una intervención internacional para proteger los derechos humanos. No obstante, esta opción es altamente controversial y enfrenta serios obstáculos legales y políticos.

Variables adicionales a considerar

1. El papel de María Corina Machado: Como figura clave de la oposición, Machado puede actuar como puente entre el liderazgo político y la sociedad civil. Su rol será crucial para movilizar al país y mantener la presión sobre Maduro.

2. Fractura en las fuerzas armadas: Aunque los altos mandos parecen leales a Maduro, el descontento en la tropa y los mandos medios podría derivar en deserciones o rebeliones internas.

3. El factor migratorio: La diáspora venezolana, organizada en múltiples países, podría presionar a gobiernos extranjeros para tomar acciones concretas y mantener la atención internacional sobre la crisis.

4. Protestas masivas y resistencia civil: Si Maduro intenta perpetuarse en el poder, la respuesta popular podría incluir huelgas, movilizaciones y actos de desobediencia civil que desgasten aún más su legitimidad.

Conclusión: ¿Transición o punto muerto?

La transición política en Venezuela dependerá de la capacidad de la oposición para consolidar su liderazgo, movilizar a la población y fracturar los apoyos de Maduro. Por otro lado, el régimen intentará resistir mediante la represión, el control militar y los recursos económicos ilícitos.

La comunidad internacional jugará un papel determinante, pero su eficacia dependerá de la unidad de acción entre los países aliados y la disposición de Edmundo González para asumir riesgos estratégicos.

El 10 de enero de 2025 no será solo un cambio de gobierno; será un pulso entre la legitimidad democrática y la fuerza autoritaria. El desenlace podría marcar el inicio de la recuperación institucional o profundizar la crisis en un país agotado por la inestabilidad. La historia de Venezuela, una vez más, se encuentra en la balanza.

*Comunicador, Magister en Gerencia Pública. Presidente de la Alianza de Comunicadores Venezolanos en Antioquia.