28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Universidades: ¿Repúblicas independientes?

@QuinteroDaniel @anibalgaviria

Por Jaime Jaramillo Panesso 

Las universidades y centros de estudios han cumplido desde Egipto y Grecia hasta nuestros días, el papel más importante de la inteligencia. Ellas han guardado los descubrimientos elementales o trascendentales, pero básicos para el desarrollo de la especie humana. El arte, la literatura y la historia no serían lo que en el presente alcanzan.

La aparición de las naciones, a raíz del surgimiento de las ciudades, el comercio y la derrota de las monarquías absolutas, van fijando los límites territoriales de los estados nacionales, donde el suelo, la tierra, los ríos, las montañas y el mar fijaron las fronteras que determinaron el espacio donde actuaba la autoridad republicana estatal. El nuevo soberano no era el soberano heredero al trono con sangre azul, no obstante la evidencia de tener la sangre roja. El Soberano, los monarcas, resignarían su poder en el  pueblo. Dice nuestro himno “Pero este gran principio: «el rey no es Soberano”. Resuena, y los que sufren bendicen su pasión”. Eran los años de la independencia americana.

Las naciones tienen su esencia en el territorio y la soberanía se esparce hasta los límites con otros estados. Salvo casos especiales, la extraterritorialidad eran los lugares donde se manifestaba el ejercicio de un poder que no era compartido ni pactado por la autoridad emanada de los ciudadanos. El principio de extraterritorialidad se aplicaba y aún hoy, por ejemplo, a las islas y lugares de colonización que estaban fuera de los límites continentales y fuera de los gobiernos. La pérdida de soberanía ha servido también, para cometer actos de invasión entre estados. Se debate en la actualidad las concesiones que mutuamente se hacen los estados para efectos de comercio, moneda, ayuda humanitaria y delitos como el terrorismo.

Los estados nacionales expresan su soberanía a todo lo largo y ancho de sus territorios, cuyos límites los define la constitución. En su interior no hay  focos o territorios que gocen de extraterritorialidad. Pueden existir ciertas formas de autonomía como el federalismo, pero tanto éstas como los tratados internacionales pueden crear nuevas delegaciones de la soberanía nacional en beneficio de la sociedad mundial. Tal es el caso de la ONU que nació para intervenciones sobre la paz y luego ha ido extendiendo sus servicios a otras áreas de los problemas mundiales como salud, educación, etc.

Ahora bien, si los estados soberanos acuerdan por medio de tratados ceder parte de sus soberanías como el caso de la Unión Europea en materia de la moneda y de la seguridad internacional, mal podría un estado nacional en concederle extraterritorialidad a sus universidades públicas.

No existe lugar alguno en Colombia donde sea vedada la intervención del estado. Las universidades públicas pueden tener autonomía administrativa, pero nunca soberanía territorial. La denominada “soberanía universitaria” es un mito que ha permitido el mantenimiento de milicianos y delincuentes comunes en su seno, peor aún: se conviertan en centros comerciales donde los locales sean adjudicados a estudiantes, profesores y civiles de otras mañas. Ese mito al cual nos referimos son las concesiones, las capitulaciones de una burocracia togada que se reproduce así misma desde hace muchos años. Las universidades privadas, algunas con el nombre de autónomas, se rigen por los mandatos del estado, pero mantienen su autonomía administrativa, científica y social.

Urge revisar las formas autoritarias y fascistas en la toma de determinaciones de presuntas asambleas generales donde una universidad con 22.000 estudiantes y un número alto de profesores de cátedra y de planta, son suplantados por la “decisión” de 1.000 jóvenes, casi todos ellos becados o con bajos costos de estudios.

Porque no existen la república platónica, la bondad de los bandidos ni la autarquía al revés, de las minorías universitarias, es que el alcalde de Medellín ha usado la intervención policial para sacar de su guarida, sitas en el campus de la inteligencia, del conocimiento y de la convivencia para proteger a estas. Con los delincuentes no se pacta el olvido y la impunidad de sus crímenes, pero si se puede dialogar para que haya sometimiento a la ley.