Zoraida Ávalos ha asumido interinamente el cargo de fiscal general de Perú este martes, después de que Pedro Chávarry entregara su renuncia a la junta de fiscales supremos —la instancia del Ministerio Público que lo eligió en julio—. Las razones que han forzado su dimisión son dos: su intento de entorpecer las investigaciones del caso Odebrecht y las sospechas de que es miembro de una red de corrupción en el sistema de justicia. Ávalos fue la única magistrada que no votó por el ahora exfiscal, cuando ya circulaban audios de conversaciones de Chávarry con el jefe de la organización criminal llamada Cuellos Blancos del Puerto, el entonces juez supremo César Hinostroza.
Chávarry llevaba cinco meses resistiéndose a la presión social y de todas fuerzas políticas, con la excepción de la bancada fujimorista y el partido aprista. Emprendió una batalla personal para mantenerse en el cargo, no obstante, el pasado viernes se enfrentó al mismo organismo que el pasado julio le había elegido, la llamada junta de fiscales supremos, que le pidió que se apartara para acabar con la crisis de credibilidad que rodea a la Fiscalía. Su permanencia se hizo insostenible. (Lea el informe).
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