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· La historia de una tortuga morrocoy que vivió bajo cautiverio en el Valle de Aburrá
• Esta tortuga morrocoy presenta pérdida de pigmentación en la piel y deformaciones óseas severas
• Desde el 2024 se han recibido más de 1.900 tortugas morrocoy. Es importante aclarar que esta especie no habita en el territorio metropolitano.
Una tortuga morrocoy (Chelonoidis carbonarius) llegó al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación (CAVR) de fauna silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá tras permanecer 30 años en una casa.
El animal fue mantenido como mascota por una familia que, sin saberlo, afectó su salud y bienestar al privarla de su entorno natural durante toda su vida.
La tortuga presenta pérdida de pigmentación en la piel, reducción del tono muscular y deformaciones óseas severas, producto de años en cautiverio. De hecho, sufrió una fractura de fémur, lo que explicaba las dificultades de desplazamiento observadas en su ingreso.
Estos son signos evidentes de un cuerpo que no tuvo la oportunidad de moverse libremente, exponerse al sol ni comportarse como un animal silvestre.
“Es importante entender que proteger la fauna silvestre es proteger los ecosistemas. También ese llamado es para quienes viajan a otros lugares del país para que en la temporada de vacaciones, evitemos traer fauna silvestre de otros lugares, el daño y el maltrato que generamos es irreparable”, puntualizó Paula Andrea Palacio Salazar, directora del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Durante la revisión médica veterinaria se encontró una condición corporal muy baja consecuencia directa de una alimentación inadecuada durante décadas. Las condiciones de cautiverio y la deficiencia nutricional generaron además una enfermedad metabólica ósea (EMO), un trastorno que provoca pérdida de calcio, debilitamiento y deformación de los huesos.
Este caso refleja con claridad cómo el cautiverio prolongado causa daños físicos y comportamentales irreversibles en los animales silvestres. Desde el año 2024, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha recibido más de 1.900 tortugas morrocoy que han sido entregadas voluntariamente o recuperadas en operativos de control.
Es importante aclarar que esta especie no habita naturalmente en el territorio metropolitano, lo que evidencia que la mayoría de los ejemplares presentes en la región provienen del tráfico o la tenencia ilegal.
La autoridad ambiental hace un llamado a la ciudadanía para abstenerse de comprar, mantener o comercializar animales silvestres como mascotas, ya que estas prácticas afectan directamente la conservación de las especies y los ecosistemas.
El Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de fauna silvestre del Área Metropolitana es un proyecto que se desarrolla en convenio con la Universidad CES.


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