Necesitaríamos otra fiscalía para investigar la corrupción relacionada con Odebrecht sin que el fiscal Martínez interfiera ni tenga que renunciar. ¿Cómo llegamos a esto?
Por Jorge Iván Cuervo*
Razón Pública.
En algunos países de América Latina donde la firma brasileña Odebrecht llevó a cabo sus prácticas corruptas la justicia ha reaccionado llevando la responsabilidad al más alto nivel.
Ese es el caso de Perú —donde varios expresidentes han sido procesados— o el de Brasil donde una candidatura presidencial se truncó por esta razón, pero no es el caso de Colombia. Aquí las responsabilidades no han pasado de un viceministro, el director de una agencia estatal y algunos senadores que cayeron en desgracia con el gobierno que ayudaron a reelegir. (foto en el texto).
¿Por qué? En Perú no hay intocables:
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Alberto Fujimori (expresidente) fue procesado por violaciones de derechos humanos y su hija Keiko se encuentra en prisión preventiva por el tema de Odebrecht.
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El expresidente Alejandro Toledo es hoy prófugo de la justicia y está pedido en extradición a Estados Unidos por el mismo caso.
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El expresidente Ollanta Humala ya fue condenado por recibir recursos de Odebrecht en su campaña.
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A Alan García (también expresidente) Uruguay acaba de negarle un asilo para que responda en su país por coimas que se habrían pagado durante su gobierno por la firma brasilera. (Lea el análisis).
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