8 diciembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un desastre llamado Name y Calle 

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Por Iván de J. Guzmán López 

El 7 de mayo de 2025, CNN Español, informó al mundo: 

“Autoridades de Colombia detuvieron este miércoles al senador Iván Name, expresidente de la cámara alta, y al representante Andrés Calle, expresidente de la cámara baja, investigados por un posible caso de corrupción, dijo a CNN la Fiscalía del país sudamericano. La detención de Name, del Partido Alianza Verde, se produjo horas después de que la Corte Suprema de Colombia ordenara su arresto y el de Andrés Calle, del Partido Liberal. Ambos son investigados por la Fiscalía por su presunta participación en una trama de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), en la que se les señala de recibir sobornos para agilizar la aprobación de reformas del presidente Gustavo Petro”. 

Toda inmundicia que sucede en Colombia, el mundo lo sabe al instante. Afortunadamente, en Colombia, todavía gozamos de algo de justicia y el ordenamiento jurídico sigue su marcha. Así pues, luego de la captura de estos nefastos personajes, la justicia tiene un reto mayúsculo que, para vergüenza de nuestro país ante la comunidad Internacional, dejará muy mal parado al gobierno. El reto no es menor: consiste en descubrir,  documentar y dar a conocer al pueblo colombiano todo el entramado delictivo que llevó a que estos personajes, como vulgares judas, traicionaran a sus partidos, a su investidura y a la democracia colombiana misma. Igualmente, el país deberá conocer quién fue el cerebro, quién ordenó el pago de sobornos, quién desembolsó el dinero y si se cumplió la finalidad que cita CNN, como era el de influir en la votación de las reformas de Petro. De llegarse a comprobar que los indiciados hicieron la oscura tarea citada, serán los expertos constitucionalistas quienes digan si las actuaciones del congreso en el periodo en que los citados individuos fungieron como sus presidentes, tienen piso legal o, por el contrario, sin espurias. 

Es claro que las maletas con mil y tres mil millones para los expresidentes de la cámara y el senado, respectivamente, no fueron un regalito para celebrarles su llegada al cargo, o por el día del padre, o porque al gobierno le sobraba dinero. 

Sabemos que los recursos con los cuales presuntamente se sobornaron a los dos “padres de la patria”, hacen parte del presupuesto de la UNGRD, Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, una entidad del estado colombiano que “dirige, orienta y coordina la gestión del riesgo de desastres en el país. Su principal función es fortalecer la capacidad de las entidades públicas y privadas, así como de la sociedad civil, para la gestión de riesgos y la respuesta ante desastres”.  

Es decir, constituyen dineros públicos y, adicional, no fueron destinados a cumplir la promesa de acabar con la sed de la guajira y mucho menos atender las tragedias naturales que, como dato curioso y justicia del universo, hoy tienen sitiada a Colombia y desbordando la capacidad financiera y operativa del organismo UNGRD. 

La detención de Name y Calle, es el monstruoso escándalo político y judicial, más grande y atentatorio contra la democracia colombiana!en mucho tiempo, porque los protagonistas fueron en su momento los presidentes del congreso. Frente a este entuerto, el enriquecimiento ilícito que se le investiga a Laura Sarabia es cosa de risa; lo mismo que la actuación de Benedetti, ante el supuesto ingreso de dineros mal habidos a la campaña Petro presidente, o las manos sucias de Velasco en su actuación de palafrenero del régimen o la abundancia material que hoy muestra Gustavo Bolívar en su papel de rey Midas por obra y gracia de las felices inversiones que aduce fuente de su riqueza. El impoluto Ramón González deberá dar la cara. El sacrosanto exministro de Hacienda Ricardo Bonilla, deberá responder. 

Estamos hablando del presidente del senado, el mismo que juraba defender al país, hasta las últimas consecuencias, de la corrupción; y de Calle, a quien en redes sociales se le ve muy sonriente en diversas oportunidades en compañía de Petro y el gran defraudador de Medellín, Daniel Quintero, y su triste séquito de muchachitas y pelaos con cara de recién llegados al mundo, que creyeron se habían ganado la lotería. 
Definitivamente, quienes creyeron que con Petro venía el anhelado cambio para Colombia, representado en ríos de leche, miel y la promesa de vivir sabroso, ya lo están viendo; ¡pero al revés!