25 octubre, 2025

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¿Trump no leyó la carta de Petro?

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@petrogustavo

¿Qué pasó con la carta de Petro a Trump? Todo parece indicar que ni él ni el secretario de Estado, Marcos Rubio, la recibieron. Lo cual indica que si no la recibieron no la han leído.

Se explica porque esa carta tiene fecha del 23 de junio y la crisis de los llamados de sus embajadores explotó la semana pasada. O como dice un analista, la pudieron leer, pero las explicaciones de Petro no fueron suficientes.

Desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa del gobierno de Donald Trump, Karoline Leavitt, aseguró que no estaba segura de si el mandatario republicano vio la misiva que Gustavo Petro le mandó recientemente.

Como se sabe, las tensiones entre Petro y Trump son múltiples. Entre otras, la política migratoria, la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y el ingreso de Colombia al Nuevo Banco de Desarrollo del Brics.

Sobre esta última decisión, Trump fue tajante ayer lunes y anunció un 10% más de incrementos a los aranceles a los países que ingresen al Brics. Por eso Colombia no asistió a la reunión de Brasil.

Esta crisis se profundizó con la renuncia de la canciller Laura Sarabia, quien era clave en el manejo de la política exterior. La Sarabia, después de su última reunión con Petro, anunció oficialmente que “mi tiempo con el gobierno ha terminado”.

Se supo que el embajador Daniel García-Peña le envió el 23 de junio al embajador Michael Kozak, alto funcionario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos.En esa nota se lee que el texto se debe a “comentarios realizados en relación con el secretario de Estado, Marco Rubio”, y que está a la espera de “la oportunidad de conversar sobre su contenido a la mayor brevedad posible”.

Aunque uno de los detalles que más molestó a la Casa Blanca, es que Petro le hubiera dado toda la credibilidad en su versión de golpe de estado, al dictador Nicolás Maduro, uno de los mayores enemigos de Estados Unidos en la región. Esta afirmación pone a Petro de lado del dictador que se robó las elecciones en Venezuela.

Ya Petro intentó bajarle el tono a las tensiones diplomáticas que se han dado en los últimos meses entre Colombia y Estados Unidos.

La carta de Petro fue enviada el pasado 23 de junio, días antes de que estallara un nuevo desencuentro que desembocó en un llamado a consultas recíproco de los delegados diplomáticos (Daniel García-Peña y John McNamara), algo inédito en más de 203 años de relaciones bilaterales. A la fecha, no ha habido una respuesta oficial por parte de la administración Trump.

En el escrito, el mandatario colombiano aclaró que sus declaraciones no buscaban acusar directamente al Gobierno estadounidense de estar detrás de un supuesto golpe de Estado en el país: “No tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos”, escribió.

Y es que hace tres semanas, en un evento en Cali, Petro aseguró: “Dice un presidente vecino que Marco Rubio está organizando un golpe de Estado contra mí”.

“Mi preocupación ha sido siempre advertir sobre dinámicas de desestabilización que afectan a nuestra región, muchas veces impulsadas desde espacios diversos y con intereses cruzados. En ese contexto, reconozco que es posible que algunas de mis palabras hayan sido percibidas como innecesariamente duras. En aras del diálogo, quiero decir que mi intención no es cerrar puertas, sino abrir caminos para una conversación honesta y respetuosa entre nuestros países”, se lee en el documento del 23 de junio.

Petro rechazó “categóricamente” que se use el atentado contra el senador y precandidato Miguel Uribe como “instrumento de acusación infundada” y que se haya insinuado que “‘la retórica violenta’ de esta Presidencia fue detonante del ataque”. Subrayó que no existe prueba alguna que vincule a su gobierno con ese hecho y añadió que ha puesto todos los recursos del Estado para esclarecer lo ocurrido.

Al cierre, Petro reiteró su propuesta de convocar una cumbre entre Estados Unidos y la CELAC como una forma de pasar la página de los malentendidos y abordar temas como la crisis climática, la migración y la violencia trasnacional. “Este no es un llamado a la confrontación, sino a la responsabilidad compartida”, afirmó. (Con datos de El Espectador y El Colombiano).