28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Tropas norteamericanas en Colombia

Guillermo Mejia Mejia

Por Guillermo Mejía Mejía

Informan medios nacionales, El Tiempo y revista Semana entre otros, que tanto la Embajada de los Estados Unidos como el Ministerio de Defensa Nacional han comunicado a la opinión pública que una “unidad especializada del ejército de ese país, que asesora y ayuda en operaciones en el territorio de naciones aliadas”, llegará al País en los próximos días y operará en zonas como el Bajo Cauca, sur de Córdoba, Pacífico nariñense y los parques nacionales como el Chiribiquete, Sierra de la Macarena, Nudo de Paramillo y Sanquianga. Pero, además, en el Catatumbo, Bari y Arauca, en plena frontera con Venezuela.

Esos lugares están dentro de las llamadas por el Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, Zonas Futuro, dentro de las cuales se pondrán en marcha cuatro estrategias: implementación concreta de la estrategia de seguridad nacional; seguridad ciudadana, fortalecimiento del Plan de Acción Oportuna (PAO) e implementación de una política sobre protección y prevención de líderes sociales.

O sea que tareas que corresponden esencialmente a la fuerza pública colombiana, en todas sus manifestaciones, van a ser compartidas con fuerzas de élite del ejército de los Estados Unidos o sea tropas extranjeras. Según el comunicado la tarea conjunta comenzará a principios de junio y tendrá una duración de varios meses.

Esta presencia de tropas armadas del ejército de los Estados Unidos en Colombia tiene dos facetas: la una jurídica, de orden constitucional y la otra política, especialmente en lo que respecta a las relaciones con Venezuela.

LA JURÍDICA

Dos normas constitucionales se refieren en concreto, sin lugar a dudas, sin excepciones, al tema de tropas extranjeras en territorio colombiano: la primera es el numeral 4° del artículo 173 que dice que una de las atribuciones del Senado de la República es permitir el tránsito de tropas extranjeras por el territorio de la República y la segunda es el artículo 237, numeral 3°, que le ordena al gobierno que en los casos de tránsito de tropas extranjeras por el territorio nacional, de estación o tránsito de buques o aeronaves extranjeras de guerra, en aguas o en territorio o en espacio aéreo  de la Nación, el gobierno debe oír previamente  al Consejo de Estado. Un proverbio latino dice que donde hay claridad no debe haber interpretación lo que supone que tanto la Embajada de los Estados Unidos y el Ministerio de Defensa, debieron agregar a su comunicado la autorización del Senado y el pronunciamiento del Consejo de Estado dando su conformidad con la llegada de esas tropas y con su actuar militar en nuestro territorio. De lo contrario, es hora de que la Procuraduría y la Fiscalía inicien sus “exhaustivas” investigaciones para establecer quien dio la autorización para la llegada de efectivos militares armados de un ejército extranjero en Colombia, saltándose normas constitucionales clarísimas.

LA POLÍTICA

El momento no puede ser más inoportuno desde el punto de vista de la política internacional de Colombia frente a nuestro vecino Venezuela. No solo la inteligencia colombina se hizo de la vista gorda con la preparación del fracasado plan de invasión a Venezuela por mercenarios norteamericanos en días pasados, sino que ahora el gobierno nacional desafía con tropas de la misma nacionalidad, que las va a poner a accionar, juntamente con tropas colombianas, en plena frontera con el vecino país en el momento más álgido y doloroso de las relaciones bilaterales.

Aquí no se puede salir con leguleyadas como las de decir que lo que exige la norma constitucional es autorización para el “tránsito” y no para operar militarmente o que se trata de un secreto de Estado. Ni lo uno ni lo otro.

El Senado y el Consejo de Estado se deben pronunciar frente a este comunicado de la Embajada y del Ministerio de la Defensa pues lo más grave que parece es que las tropas estadounidenses ya se encuentran en territorio nacional.

Ojalá también se pronuncien los editorialistas y columnistas porque el tema no es de poca monta. El primer militar norteamericano que resulte muerto o herido en un incidente fronterizo con Venezuela le dará a Trump, que necesita una bandera para ganar la reelección presidencial, la disculpa para una intervención a gran escala de la cual el país que más mal librado saldrá será Colombia. El desafío de Irán con los cinco tanqueros llevando gasolina a Venezuela tiene al gobierno gringo bastante molesto y humillado.

Con razón decía Clemenceau que la guerra es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de los militares.

Medellín, 28 de mayo de 2.020