
Caminaron juntos, ejercieron la profesión de abogados de la mano, trasegaron por la vida auxiliándose mutuamente, construyeron un bello hogar que hoy tiene a Rodrigo Andrés y a Tulio Eduardo y nietos, como su máxima expresión.
Eso fueron José Rodrigo Flórez Ruiz y Nelly Alzate Sánchez, una ejemplar pareja de esposos que hoy el destino separa, por la ausencia definitiva de la doctora Nelly.
Ambos son abogados de la querida Universidad Autónoma Latinoamericana -UNAULA-. Tulio Andrés heredó de sus padres el amor por las disciplinas jurídicas, las que ejerce con la dignidad, sapiencia y pulcritud de sus padres y Rodrigo Andrés es connotado médico veterinario, de quien se dice ya no encuentra animalito vagabundo en Titiribí para sanar, pues lleva los genes del amor a la naturaleza y a la vida, en su sangre.
Nelly y José Rodrigo y, que me perdonen los lectores llamarlos así, coloquialmente, fueron, más que esposos, unos amigos que recorrieron la vida llevados de la mano, construyendo hogar, profesión, trabajo y haciendo llevadera la vida a su alrededor. Humanos, responsables, consagrados y ejemplares. Ella la dulzura, el afecto, el caminar lento y la tranquilidad. Él la efervescencia, la rapidez, los resultados. La pareja, el complemento ideal.
Una hora antes de fallecer, doña Nelly pidió un pequeño tablero para escribir un mensaje, debido a que ya no tenía fuerzas para hablar.
“Dios nos quiere mucho y lo que Él quiera conmigo está bien con Fe y con Esperanza”. Y se fue a descansar en paz como se lo merecía.
Paz en la tumba de la doctora Nelly Alzate Sánchez. Solidaridad y resignación es el deseo de El Reverbero de Juan Paz para los doctores José Rodrigo Flórez Ruiz y Rodrigo Andrés y Tulio Eduardo Flórez Alzate e hijos, y sus amigos.
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