@SaulHernandezB
Otra semana funesta vivió el líder de las galaxias, Gustavo Petro. Hasta se ganó el loto para entrar a la Lista Clinton.
Por Saúl Hernández Bolívar
El petrismo vivió una semana de pesadilla. El domingo 19 de octubre, en las elecciones de los concejos municipales de la juventud, la izquierda sufrió un descalabro tenebroso. Los partidos más votados fueron el Liberal, el Conservador, el Centro Democrático y Cambio Radical. Por la izquierda no votaron ni el millón de jóvenes que reciben subsidios del régimen ni los miles que pertenecen a las primeras líneas terroristas. Nada que ver con el 35% de apoyo a Petro que muestran todas las encuestas.
Como si fuera poco, el martes 21 de octubre, el Tribunal Superior de Bogotá (TSB) absolvió al expresidente Álvaro Uribe Vélez de todos los cargos por los que había sido condenado en primera instancia por la juez Sandra Heredia, cuya objetividad, probidad y aptitud quedaron en duda por sus inclinaciones de izquierda y porque ha perdido tres exámenes que ha presentado para acceder por mérito al cargo de juez. Curiosamente, de los tres magistrados del TSB que absolvieron a Álvaro Uribe, la magistrada Leonor Oviedo, que salvó su voto y pidió confirmar la condena, muestra igualmente en sus redes una notable cercanía con la izquierda y una gran animadversión contra el expresidente. Por cierto, ella también ha perdido dos exámenes para acceder por mérito a la carrera judicial.
Pues bien, la absolución de Uribe sacudió al petrismo. Del presidente para abajo, toda la izquierda había pedido respeto por las decisiones judiciales cuando Heredia lo condenó, pero al ser absuelto todos se quejaron por el fallo del TSB. Iván Cepeda salió perjudicado porque su candidatura presidencial estaba basada en la condena de Uribe. Por demás, no tiene nada qué ofrecer, su discurso es insulso y su campaña, anodina. Ayer ganó la consulta de la izquierda contra una candidata tan mediocre como la señora Corcho. Solo votaron 2,7 millones de personas en esa consulta, el 7% del censo electoral, aunque —repito— al gobierno de Petro lo apoya dizque el 35%.
Para acabar de ajustar, el presidente gringo la tomó contra el pobre Petro toda la semana. Lo trató de “jefe del narcotráfico”, “matón” y “lunático”. Pero, lo peor es que no contento con quitarle la visa americana, lo metió en la Lista Clinton, una especie de ‘letra escarlata’ que lo señala a nivel mundial de ser —en este caso— cómplice del narcotráfico. Cuando salga de Palacio (¡FALTAN 284 DÍAS!) no podrá hacer negocios de ninguna clase, no podrá viajar a otros países, y ni siquiera podrá tener cuenta bancaria. De pronto, algún alma noble, como Álvaro Uribe, le ayude; de lo contrario, le tocará echar pa’l monte a que lo reciba un ‘Iván Márquez’ o un ‘Iván Mordisco’, porque ya Maduro no podrá echarle un salvavidas: un portaviones como el ‘Gerald Ford’ no se mueve solo para dar un paseo. La cocaína, en EE. UU., se pondrá muy costosa, y sus promotores vestirán overoles anaranjados.
Para terminar, el mismo 21 de octubre, Petro le concedió una entrevista a Daniel Coronel, un periodista de izquierda que disfruta de las mieles del capitalismo radicado en Miami. Fue una conversación reveladora porque, aunque el presidente no respondió nada de lo que se le preguntó, presentó un estado mental deplorable, producto del alcohol, las drogas y el estrés. En un momento de la entrevista hubo que multiplicar 26×6, y él lo hizo de cabeza, frente a las cámaras, ufanándose de que era un genio y de que, según dijo, en el colegio y la universidad siempre sacaba ‘cinco’. Solo que esa operación da 156 (ciento cincuenta y seis), pero a Petro le dio 15,8 (quince coma ocho) y nunca rectificó, convencido de su genialidad. El estado mental de este mentecato es verdaderamente preocupante, y es el líder incuestionable de toda la izquierda colombiana. Que Dios nos ampare.


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