Dicen lo que saben que la comunicación cuando su fin no es confundir a los demás debe ser enaltecida. Y dicen los que más saben que desprestigiar al enemigo, aunque este porte la misma bandera y el mismo uniforme está de moda. Como no nos alcanza los diarios nacionales para desplegar el odio por el opositor y como somos tan educados, finos y preparados pero con genes de esclavos seguiremos en las mismas.
Los vicios en la Comunicación están de moda y el pensamiento moderno nada tiene que ver con la moral, así lo dijo el historiador y filósofo Michel Foucault.
Ya el lenguaje no importa, aquí se dicen las cosas como cada cual las estructure en su mente; puesto que la justicia y la verdad la tienen atrapada y se la quieren entregar al mejor postor, necesitaremos hombres sabios y honestos para luchar contra las maquinarias políticas que utilizan los comunicadores extranjeros y al más débil, pues aquí se dice todo lo que se tiene en mente.
Será cuestión de lingüística o nos tocó leer “la Republica” del filósofo Platón para entenderlos o como buenos culebreros, aquí le organizamos las ideas, alquilamos y vendemos el honor de los demás, y le maquillamos la verdad, a un subversivo se lo hacemos pasar por monja de caridad y si nos alcanza del Congreso sacaremos uno que otro santo, le conjuramos los males de Colombia dando explicaciones a quien no tenemos que hacerlo y mientras tanto sigamos creyendo en esos acuerditos de Paz.
Soltemos la camándula y brillemos internacionalmente en “The New York Times” para que estos puedan escribir con objetividad. Necesitamos políticas de Estado serías. Esa es la orden operacional y que la solución a estos problemas se curan con un mandatario sin miedo de gobernar, que se concentre en obtener un crecimiento económico más elevado sin que esto genere una inflación aplastante, que reeduque y permita reestructurar la recaudación fiscal sin que esta sea una carga que retraiga el consumo ni genere barreras de entrada para nueva industria y comercio. Esto se logra disminuyendo los costos asociados del aparato estatal, pero parece que son más atractivos los acuerdos de Paz.
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