28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

The New York Times: “La libertad y la verdad”

 

Por Adriana Cardona López (foto)

Dicen lo que saben que la comunicación cuando su fin no es confundir a los demás debe ser enaltecida. Y dicen los que más saben que desprestigiar al enemigo, aunque este porte la misma bandera y el  mismo uniforme está de moda. Como no nos alcanza los diarios nacionales  para desplegar el odio por el opositor y como somos tan educados, finos y  preparados pero con genes de esclavos seguiremos en las mismas.

Los vicios en la Comunicación están de moda y el pensamiento moderno nada tiene que ver con la moral, así lo dijo el historiador y filósofo  Michel  Foucault.

Ya el lenguaje no importa, aquí se dicen las cosas como cada cual las estructure en su mente; puesto que la justicia y la verdad la tienen atrapada y se la quieren entregar al mejor postor, necesitaremos hombres sabios y honestos para luchar contra las maquinarias políticas que utilizan los  comunicadores  extranjeros y al más débil, pues aquí se dice todo lo que se tiene en mente.

Será cuestión de lingüística o nos tocó leer “la Republica” del filósofo Platón para entenderlos o como buenos culebreros, aquí le organizamos las ideas, alquilamos y vendemos el honor de los demás,  y le maquillamos la verdad, a un subversivo se lo hacemos pasar por monja de caridad y si nos alcanza  del  Congreso sacaremos uno que otro santo, le conjuramos los males de Colombia dando explicaciones a quien no tenemos que hacerlo y mientras tanto sigamos creyendo en esos acuerditos de Paz.

Soltemos la camándula y brillemos internacionalmente en “The New York Times” para que estos puedan escribir con objetividad. Necesitamos políticas de Estado serías. Esa es la orden operacional y que la solución a estos problemas  se curan con un mandatario sin miedo de gobernar,  que se concentre en obtener un crecimiento    económico más elevado sin que esto genere una inflación aplastante, que reeduque y permita  reestructurar la recaudación fiscal sin que esta sea una carga que retraiga el consumo ni genere barreras de entrada para nueva industria y comercio. Esto se logra disminuyendo los costos asociados del aparato estatal, pero parece que son más atractivos los acuerdos  de Paz.