Por Francisco Becerra (Foto)
Los Susurros de Kico Becerra
Somos el país de las paradojas: Por donde uno camina, todos se quejan de la situación y no hay sitio de fiesta que no esté saturado de gente.
Los restaurantes están carísimos y se mantienen llenos de personas hablando de la crisis económica; parece que tuvieran un afán de acabar con lo último que les queda.
Los aeropuertos y centrales de transporte son un tumulto de personas viajando, que no hablan de otra cosa que del elevado costo de los pasajes.
Los peajes y la gasolina están por las nubes y no cabe una moto o un carro más en las carreteras. Los hoteles de todos los niveles están saturados en estas fechas.
Los señoritos de los clubes sociales que, desde que amanece hasta que anochece, se están quejando de la situación, viajan y gastan a tutiplén.
En esta comarca vallecaucana, que está viviendo el boom de los buenos precios de commodities como el azúcar y el etanol, nadie reconoce esta bonanza y, por el contrario, cada minuto se transmite un chat asustador sobre lo que estamos viviendo. Parece que gozamos con agravar y exagerar todo lo que causa terror.
Por donde caminamos, vemos un extranjero más disfrutando y conociendo este país, caracterizado por tener unos habitantes simpáticos y amables que tienen como deporte nacional hablar mal de su nación.
Qué difícil es entender que una cosa es tener un gobierno despelotado y otra cosa es que al mismo tiempo tengamos un país pujante, trabajador, resiliente, que tiene fortalezas y debilidades institucionales gracias a las cuales hemos logrado ir progresando.
Me dijo en estos días un pariente que hacía 25 años no venía a Colombia: «Este es otro país, por donde se camina hay progreso, incluso en las barriadas populares. Sin duda se sigue viendo grandes desigualdades, pero, dentro de un entorno que progresa. Desde que se llega a los aeropuertos se nota».
Me imagino que me dirán petrista por decir esto, mientras otros me señalarán de uribista por reconocer que, a pesar de todo, desde antes de este gobierno se viene construyendo una nación moderna y que ha progresado mucho. Así somos: Polarizados y camorristas de lengua. Es parte de nuestra idiosincrasia, a pesar de lo cual seguimos progresando.
Ñapa: Parte de nuestras paradojas es el tema de la pólvora. En Colombia, la pirotecnia es una actividad LEGAL, vigilada y reglamentada por el Estado. En diciembre, algunos municipios expiden decretos prohibiendo la “venta” de pólvora en ciertos sitios. No significa que esté prohibido tirar fuegos pirotécnicos por parte de personas mayores de edad y capacitadas para estos efectos. Resumen: La pólvora no es prohibida en Colombia, por más que se asusten los animales.
Los barrios y veredas donde más se quema pólvora son los barrios populares. ¿Por qué será?
Ñapita: Lamento la muerte de Manuel Elkin Patarroyo. Tuve el privilegio de su amistad; guste o no, él abrió en Colombia la puerta a la investigación de vacunas para enfermedades pandémicas como la malaria. Controvertido como todo humano que se atreve a salir de lo cotidiano. Paz en su tumba.
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