Por Francisco Luis Valderrama A.
Se discute la posibilidad de una nueva filial de EPM para manejar procesos de apoyo que hoy se gestionan desde su estructura organizacional. El señor gerente general ha explicado que tal decisión no ha sido aprobada por su junta directiva. No obstante, el tema es objeto de estudio por la dirección de la entidad.
Como filial empezó UNE en el 2006, propiedad de EPM y algunos socios públicos facilitadores. Surgió de la escisión del negocio de telecomunicaciones que entonces prestaba con eficiencia EPM. En el año 2013, avalada por el concejo municipal, la administración decidió la fusión de UNE con MILLICOM y a cambio de una prima de control insignificante, entregó al socio la gestión del negocio. Se argumentó que era la mejor manera de salvaguardar el patrimonio público, asegurar las transferencias al municipio y maximizar el valor de UNE.
El resultado final fue deplorable: Millicom, pésimo socio, nunca entregó dividendos significativos, destruyó la cultura organizacional de UNE y deterioró el servicio a tal punto que hoy, año 2025, la decisión de la administración EPM es venderlo. Un negocio que empezó con una escisión supuestamente redentora va a terminar en manos privadas, luego de un fracasado proceso por el que nadie respondió.
La fortaleza de EPM, soportada en su invaluable recurso humano, radica en la integración de diferentes servicios y de los procesos que los hacen posibles, prestados unos y otros con eficiencia y calidad. Una integración de esa naturaleza es una práctica digna de mostrar, incluso a nivel mundial. No todo se reduce a copiar experiencias ajenas. Acá hay también ejemplos de mejores prácticas. EPM como empresa cien por ciento pública es uno de ellos.
No se necesita una nueva filial para gestionar procesos de apoyo que hoy se manejan con rigor, competencia y profesionalismo. Las concepciones empresariales faraónicas podrán ser de recibo en el sector privado, pero no es para eso que existe EPM. Hay ya bastantes filiales y algunas de ellas deberían ser motivo de control político y seguimiento ciudadano porque entrañan grave riesgo para el futuro de la institución. Escindir debilita, destruye cultura y, así no sea esa hoy la intención, abre la puerta a aventuras indeseadas.
EPM es una empresa industrial y comercial del estado, del orden municipal. Como consecuencia de un diseño institucional que debería ser, ese sí, objeto de ajustes y revisión, las entidades estatales están sometidas a la voluntad del gobernante del
momento, una potestad entendible pero que amerita alguna modulación. Salvo notorias excepciones, la empresa ha sorteado con éxito esas condiciones de vulnerabilidad, porque la defienden su rigor, la integración de sus procesos y su sólida estructura organizacional. Independientemente, y a veces a pesar del alcalde de turno, la meritoria gestión de la entidad ha descansado en el compromiso fundacional de aislarla de vaivenes electorales y de intereses económicos ajenos al estricto cumplimiento de su misión.
Menoscabar esa solidez empresarial constituye una seria amenaza. Procesos como la gestión del talento humano o la contratación, por mencionar solo algunos, podrían ser manipulados a su antojo por políticos o intereses privados inescrupulosos. Tales posibilidades estarían a la vuelta de la esquina en una filial escindida. Cualquier actividad podría ser trasladada a la filial con la sola voluntad del alcalde de turno y un concejo municipal sumiso. Por esa vía se nos podría esfumar EPM como se nos esfumó UNE.
Aun a despecho de su fortaleza empresarial, EPM ha sido impactada por decisiones semejantes a la de UNE. Dos ejemplos: Año 2020, AFINIA, pésimo negocio, consumado además en el peor momento, en plena contingencia de Hidroituango. Año 1997, se intenta escindir EPM en sendas sociedades de economía mixta, una para acueducto, alcantarillado, energía y gas, de la cual se vendería el 11%, y otra para telecomunicaciones, de la cual se vendería el 49%.
Un ejercicio académico ilustra los riesgos que se corren cuando se debilita una organización con decisiones que no consultan su fortaleza interna: entre 1997 y 2024, las utilidades de EPM matriz, sin filiales, medidas en dólares corrientes, fueron del orden de 17.000 millones de dólares. Si lo propuesto en 1997 hubiese sido aprobado entonces por el Concejo Municipal, mínimo el 11 % de esa cifra, la friolera de 1900 millones de dólares, estarían hoy en bolsillos particulares.
Confiemos en el tino y prudencia de la actual administración de EPM para evitar que la posibilidad de la filial en estudio se llegue a concretar.


Más historias
Humor y política
“Bombardeos sin juicio: el debate al debido proceso en la guerra antidrogas de E.U.”
¿Y en su propio pantanero se hundirán?