29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Sobre la alcaldía ni mentiras ni sofismas

Dario Ruiz

Darío Ruiz Gómez

De salida tenemos que reconocer algo importante: desde un comienzo el alcalde Quintero destapó sus cartas políticas cuando anunció que su objetivo era acabar con el Grupo Empresarial Antioqueño responsable del fracaso de Hidroituango y deudor a la ciudadanía de nueve billones de pesos.  

Con astucia logró que la Junta de la EPM renunciara incorporando a la nueva Junta una ficha como Pablo Felipe Robledo conocido por sus intervenciones  represivas contra los empresarios del Valle y contra algunas empresas antioqueñas recurriendo  a métodos dignos de la mejor policía totalitaria  tal como lo recordé en su momento. Este objetivo presentado como una cruzada de moralidad caló en el sentimiento de muchos ciudadanos que esperaban “vengarse de los desafueros” de ese “grupo de privilegiados”. El resorte del populismo había sido despertado por igual en el subconsciente de algunas gentes decentes y de “las masas oprimidas”. Y Quintero no se arredró y comenzó a exhibir su ideología  largamente preparada desde Bogotá con la colaboración de algunos teóricos universitarios de Medellín: el populismo al poder con vistas a que el petrismo se mantenga indefinidamente en la Alcaldía e imponer un modelo de sociedad y de cultura recurriendo, por fortuna para la democracia, a modelos desacreditados del chavismo y el peronismo y que la mediocridad de Podemos en España ha confirmado al mostrar su incapacidad para enfrentar en medio de la pandemia el gravísimo problema de la vejez que Pablo Iglesias abandonó  -por su desidia murieron 25millones de ancianos(as)-  de la vacunación y la sanidad, proponiendo a cambio una superflua reivindicación de la equidad de géneros, de relativizar la moral política. No hubo pues en nuestro caso destape político de Quintero al estilo Fidel Castro sino que desde un comienzo – y esto, repito, es de agradecer- él y su esposa fueron muy claros al admitir que estaban trayendo militantes de Bogotá pues no “había en Medellín”  funcionarios con la categoría suficiente  para ocupar puestos claves en su burocracia. 

La pertenencia de TeleMedellín  a la Alcaldía ha supuesto que sea la visión petrista  – y esto sería respetable si hubiera una pluralidad de opiniones–  la que domine el enfoque de sus programas de opinión, de su noticiero, de manera que el protagonismo se lo lleven personajes como Iván Cepeda, Sanguino, Ángela María Robledo y toda esta corte de la minoría populista que en estos momentos debe responder al mundo democrático por su silencio y complicidad ante algo ya inobjetable como lo es la barbarie de las FARC confirmada por la JEP. 

La estrategia histórica de llenar de soldados el vientre del  gran caballo de madera para introducirlo en Troya continúa haciéndose, repito, con un objetivo único: la toma política de la ciudad. ¿De dónde si no los médicos cubanos? 

La pregunta acerca del voluminoso electorado que obtuvo Quintero, constituye para cualquier analista político una pregunta obvia: la procedencia de los capitales que financiaron su campaña, el origen social de su electorado, estudiantes, sindicatos, feministas, vendedores ambulantes, los dueños de la vida nocturna, gentes de las Comunas, intelectuales populistas, a los cuales ha traicionado finalmente.  

Porque la pandemia ha dejado al descubierto las falencias de una burocracia ineficaz y de un proyecto político que ya había empezado a hacer aguas por sus inconsistencias ideológicas. Ya que para enfrentar la complejidad que supone una gran ciudad  -que hoy es otra ciudad-  se necesita –como lo demostró Peñalosa-  de  un  gran equipo de especialistas  para proponer una racionalidad en la planificación de territorios que continúan densificándose  peligrosamente, de nuevas tecnologías para proyectar  algo tan urgente como son las nuevas vías  y  solucionar los grandes atascos vehiculares  rediseñando vías infantilmente partidas en dos para los remedos de sus ciclovías .Y nada más. ¿Es suyo acaso el proyecto del tranvía de la 80? ¿Voto por la revocatoria de su mandato o defiendo la continuidad de Quintero? 

La soberbia del Alcalde, la política de tomar toda  crítica como una ofensa personal, la ausencia de libertades – el juego de la pauta publicitaria- para un verdadero debate público han llevado a que la ciudadanía que es aquella que sufre y padece los errores, las medidas que no se han tomado para bien de la ciudad, sea, entonces la que en esta situación extrema que de todos modos iba a llegar al gobierno de la ciudad, la que dé su aprobación a los argumentos de quienes han pedido la revocatoria del Alcalde o sean indiferentes ante  la evidente incapacidad de Quintero y su Gabinete para hacer de la ciudad el espacio de todos los ciudadanos.