Por Darío Ruiz Gómez
La moción de censura de parte de la llamada Oposición contra el Ministro de Defensa dejó muy en claro el empobrecimiento vergonzoso por parte de cada uno de los miembros de esa Oposición de su lenguaje político reducido a repetir en cada intervención dos o tres clichés de “protesta o denuncia” ¿Es capaz Iván Cepeda de articular un argumento político para señalar lo que significan hoy la desigualdad, la inequidad social en Colombia, a ese colombiano pobre por el cual dice que lucharon? Cepeda solamente sabe exclamar lo mismo y con unas pocas palabras: “quiero denunciar al expresidente Uribe” ¿Para repetir obsesivamente este cliché se lo envió a estudiar durante largos años en Moscú las densas doctrinas del estalinismo que la “Perestroika” destruyó para siempre? Volvamos a preguntar ¿Tan abstraídos estaban los Jerarcas, los intelectuales del PCC que no se dieron cuenta de que ya esas consignas se habían convertido en clichés porque los hechos habían demostrado su falacia? Debieron consultar a Chomsky eximio lingüista o al Caro y Cuervo. Recordemos que al militante le está prohibido pensar y por esto su lenguaje desconoce las crisis que son propias de quienes han entrado en la duda atreviéndose a desconfiar de las consignas dogmáticas. Queridos lingüistas, semióticos estudien “Voz proletaria”, los Comunicados de FECODE y comprobarán que en setenta años a ese seudolenguaje revolucionario se lo mantuvo congelado en el tiempo: el analfabetismo político y cultural de los Comandantes que hoy han accedido el Congreso se explica entonces claramente ya que lo que el Partido les exigió y ellos cumplieron a cabalidad fue mantenerse en la obediencia: “Luchamos por la reivindicación de las masas populares y contra el imperialismo norteamericano” ¿Recuerdan la historia del soldado japonés que quince años después de terminada la Segunda Guerra Mundial perdido en una selva no se había enterado de la rendición de Japón? Lo primero que este envejecido militar debió acusar fue un shock de lenguaje ante un presente que desconocía. Benkos Bihojó antes de dirigir la matanza de Bojayá trató de que los chocoanos regresaran al África y como los “Mau Mau” eliminó a quienes se oponían a ese imposible regreso a una ancestralidad que era una entelequia. ¿Sigue pensando, ahora que en el Congreso disfruta de todas las ventajas del progreso, que los chocoanos deben permanecer en la miseria y la ignorancia para “no perder su identidad”? Un lenguaje que aspirar a una paz política verdadera debe partir de algo que nuestra “Oposición” ha desconocido: la confirmación de una actitud abierta a la confianza y la amistad, premisa casi siempre imposible de cumplir ya que hacerlo o al menos intentar hacerlo supondría renunciar al empolvado dogma “revolucionario” que justificó todas sus acciones de violencia, lo cual nos recuerda que no puede darse un acuerdo entre dos protagonistas inventados: “Las FARC y el Gobierno” ya que no ha existido de por medio la premisa de unas conversaciones donde la Civilización es la que impone condiciones a la barbarie. Quien es intolerante, marrullero no puede hacer un llamado a la amistad y la confianza, no puede poner sus palabras en libertad.
“El vacío político, dice Byung-Chul Han –que es aquello que nunca superó el llamado Pacto de la Habana- se hunde convirtiéndose en una política del espectáculo, que no actúa ni transmite ni produce nada esencial, sino que comunica comunicabilidad. La política del espectáculo es una política del vacío comunicativo” La “Paz Fashion” de Santos no ha logrado llenar este vacío con Partidos políticos electoreros y ha seguido siendo este espectáculo donde a las víctimas se les continúa negando el rostro, la voz, y al pueblo plural la lengua materna donde nos reconocemos en la concordia y la solidaridad. Y estas voces silenciadas son las únicas que podrían impartir el perdón y crear la expectativa de una reconciliación.
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