28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Siete académicos para la arepa

 

Por Orlando Cadavid Correa (foto)

(ocadavidcorrea@gmail.com)

Por encargo de la revista Agenda Cultural Alma Máter, de la benemérita Universidad de Antioquia, siete especialistas acaban de rendir tributo editorial a la arepa, emblemático producto básico de la canasta familiar de millones de colombianos desde tiempos inmemoriales.

La publicación, pulcramente editada e ilustrada con un gusto exquisito, recoge la historia del alimento maicero en estos sesudos artículos: Amasijo, editorial de Gisela Sofía Posada; Del pan de los indios, de Francisco López de Gómara; El príncipe de las arepas, de Lorenzo Villegas, que es una oda a su padre.   “Más paisa que la arepa”;  ¡No, señor! No solo es paisa, de Vanessa Márquez Mena; De la arepa en pilón a la fábrica de arepas, de Julián Estrada O.; Cultura maicera: Sentido estético y representación del gusto, de Jesús Arcila Parra, y Arepas, sentidos y memorias, de Ramiro Delgado Salazar.

La agenda del primer centro de educación superior de Medellín va por la edición número 264, y es de circulación gratuita. Fue fundada en 1995 y tiene una  acogida excepcional entre los estamentos universitarios y el público en general.

Para demostrar que es “puro cuento” lo del regionalismo enfermizo de los antioqueños, en su rico músculo fotográfico, aportado por la lente mágica del también periodista Julián Roldán Álzate, la revista incluye, además de la portada y la contra-portada, dos retratos de las arepas de maíz amarillo, rellenas de cuajada, que salen del horno hospitalario del municipio de Ramiriquí, en el departamento de Boyacá.

Doña Vanessa Márquez asume la defensa de la patente casi universal de este producto así: “Aunque la expresión  “más paisa que la arepa” sea casi que emblemática para aludir a la región, la verdad es que no, la arepa no solo es paisa y, más aún, si como  arepa no estoy dejando de ser afrocolombiana. La arepa es un alimento casi global, con miles de características, formas de preparación, significados y, lo más importante, sea cual sea su preparación, es un deleite al paladar”.

Ojalá no se molesten los editores de la llamativa publicación porque tomamos también un segmento evocador de un episodio al aire libre, en la histórica plazuela medellinense de San Ignacio, en el que mandó la parada el maíz, emanado de la pluma de doña Gisela, con el título “La arepa invita”, evento gastronómico que tendrá su segunda versión en octubre próximo:

“La plaza  se vistió de fiesta y  nos vimos identificados con un alimento que nos regresó a los afectos más íntimos. Llegaron las cocineras, “los arepólogos”, así como los estudiosos que le han metido el diente al tema. De un tajo, o mejor, de un mordisco, esa redondez, ese sol entre las manos, nos devolvió un recuerdo de infancia, de los alimentos bien hechos”.

La apostilla: La parrafada del cierre también sale del magín de los acuciosos redactores de la Agenda Cultural Alma Máter, de la Universidad  de Antioquia:

“Hoy, las loncheras de los niños que van a los colegios están llenas de chatarra con código de barras. Somos muy verracos para emular las cocinas de otras partes y desconocer lo propio”. Esto es rigurosamente cierto.