29 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Si la madre España cae – digo, es un decir-

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Salid, niños del mundo, id a buscarla” reza  al final el hermosísimo poema de César Vallejo. Porque España  como lo puso de presente Unamuno, como lo describió con rotundidez moral Don Antonio Machado será siempre  un  eterno dolor. O como con la ironía propia de los espíritus más elevados la radiografió Ortega y Gasset: un problema que no cesa dictado  por la ordinariez  y la zafiedad de quienes a su nombre la traicionan con su  cainismo. Desde su exilio Luis Cernuda describió con la dolida objetividad del perseguido, la persistencia en el tiempo de una agresiva mediocridad  presta a recurrir al hondero para que arroje la piedra a la cabeza  de quien se atreva a desafiar  esta  medianía donde el espíritu agoniza, donde la luz de la razón se agrede y ante la cual  el genio prefiere callar. En su descripción crítica del tiempo anterior al estallido de la Guerra Civil, Ortega y Gasset  señala como causantes de la catástrofe, la mediocridad agresiva del periodismo, la ordinariez de la política degradando la vida pública, azuzando la violencia callejera y sobre todo alentando el odio a la inteligencia. La  raíz histórica es convertida  en rastrero populismo alborotando la irracionalidad de las masas, el anarquismo de lo popular es convertida en la más brutal negación de los espacios de cultura; la turba, los facinerosos devastando lo que  identifican como valores de una civilización que quieren borrar para entronizar a cambio su resentimiento. Yo pensé que después de Zapatero era imposible llegar a más en la tarea de destrucción de una sociedad por parte de un dirigente que enseguida se afilió al chavismo a cambio de “una mina de oro” tal como lo atestiguó Piedad Córdoba para entonces en Venezuela su compañera de fechorías. Ser sombrío, impredecible. La crisis económica de Zapatero envió al exilio a cerca de diez millones de españoles. Destruyó el comercio, la agricultura, la vida urbana. Zapatero pues allanó el camino para que llegara el poder el más deleznable personaje: Pedro Sánchez y la embriaguez de poder del muchacho  de barrio capaz de traicionar cualquier principio  democrático con tal de seguir disfrutando de la vida de Corte: el entorno estaba servido con un páramo cultural y una España empobrecida, con renovados  trepadores sociales.  

Felipe González confundió la necesidad de la democracia con crear una sociedad de consumistas  y de onanistas  provincianos: el  paleto intonso se mutó en el cutre desbocado de hoy, el “podemitas” que como diría Ortega está “ávido de usar y gozar las cosas que no sólo no sabe crear sino que no conoce”  Iglesias, Irene Montero, Echenique   una mafia  que odia a los ricos  pero caricaturescamente trata de vivir como ellos, bufando desde su resentimiento  social,  sus  estrategias están encaminadas  no a buscar la unidad de España sino a su desmembramiento   alentando las autonomías nacionalistas, el desembarco de inmigrantes africanos, haciendo alianzas con los herederos de ETA, para rematar  mediante un golpe de fuerza, y como en la dictadura soñada, tratando de imponer la censura a cualquier  información con su orwelliano “Ministerio de la Verdad” o sea que la Madre España ha caído. La instauración del  chavismo-madurismo –  sobre el cual adoctrinaron Iglesias, Errejón, en Venezuela, lo mismo que prestaron su asesoría a Evo Morales- fuente primera del populismo  de Podemos y de sus ideólogos de cabecera, es un hecho prácticamente consumado hoy en España con la complicidad de unos socialistas de poca monta y una clase política alejada por completo de las necesidades de quienes los eligieron.