7 diciembre, 2025

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Sábado de las mascotas: amores perros por internet

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Por Oscar Domínguez G.

Internet sigue casando más parejas que todos los párrocos y notarios de la aldea global juntos. Pero el ciberamor es demasiado serio para dejárselo solo a los bípedos implumes. Por ello, los perros han decidido convertir la internet en su propia agencia matrimonial. Y de paso, han decidido vivir en un eterno día de San Valentín.  A través de la web, los «amigos fieles» lanzan angustiosos mensajes en busca de la media (o entera) naranja que le susurre boleros al oído.

Para muestra estos botones (correos) que se cruzaron un maltés y una french-poodle:

Del can:

«Soy Brandy. Busco pareja estable. Soy maltés de pura raza, tengo premios y todo. Pero a mis tres años de edad no he tenido novia, por eso busco una perrita de mi raza que quiera compartir su vida conmigo para formar una familia. El perro de mis sueños debe ser el mismo de mis insomnios. Le admito que sea infiel, pero conmigo misma. La quiero tierna, frágil, femenina, con cierta dosis de locura. No me incomoda una buena suma en el banco. Las pena$ con pan $on meno$. Yo aporto el resto.  Si estás interesada en conocerme llama a mi mamá Paula o a mi abuela Karmen”.

La respuesta de Yiya:

«Apreciado Brandy: Soy Yiya, french poodle de profesión. Lamento que no hayas bajado bandera, sexualmente hablando.  Leyendo tu correo, de entrada veo que estamos condenados a la separación por incompatibilidad de genes. Entre razas como las nuestras, perro no come perro. Entre nosotros solo puede haber amor «plutónico».
Eso no es todo. Hace tiempos cerré la tienda sexual. Voy para los 15 años (105 años en la vida de nuestras mascotas de carne y hueso). Me tocaría hacer el amor con espejo retrovisor, con las ganas ajenas, y eso no funciona en el amor. Son las anómalas reglas del juego del erotismo canino.

A mi edad, como dicen ciertos infieles en forzoso sabàtico sexual, si no me alcanza para la fidelidad, mucho menos para la infidelidad. Además, como también dicen ellos, para quedar mal, queda uno mal en casa.

Mis consejos son poco originales. Mi Nobel García Márquez afirma que uno nace con los polvos contados. Eso es válido también para nosotros los cuadrúpedos. Así que no te afanes porque todavía tienes tiempo de levantar pareja. El amor es eterno mientras dura, dicen los poetas.
En la foto que enviaste con tu hoja de vida te veo una cara de angustia hasta rara. Como si ya te hubiera dejado el tren. Muestras demasiadas ganas. No mostrarlas es la cuota inicial para hacerse a un buen partido. También hay quienes sostienen que es mejor tener ganas que quitarlas.
Otro motivo para no apurarse es que cuando el hombre decidió acabar con el amor, inventó el matrimonio. Así solitos, cada uno por su lado, las cosas funcionan mejor.

Nosotros los canes nos «casamos» y al otro día cada uno para su rancho. Fíjate que esa es la tendencia que han empezado a adoptar las parejas de cierta aristocracia para perpetuar sus matrimonios. Nadie sabe para quién trabaja.

Si te sirve de algo, ten en cuenta que muchas veces uno no se casa con el que quiere sino con el que puede.
Tomo atenta nota de tu angustiada soltería y si encuentro un can-can así sea con presente en su cuenta bancaria, le hablaré de tu virginidad, quiero decir, de tus deseos. No tengo nada contra los pobres, pero las de mi género los preferimos sin angustias económicas. Nos gusta darle rienda suelta en cualquier momento a la “libido gastandi”. Comprar es el verbo preferido de muchas de nosostras.

Si se te pone el dulce a mordiscos, mérmeles a las exigencias. A veces, de moscas para arriba todo es cacerìa. Les daré tu correo electrónico a los perros vagabundos del Nobel Saramago quien los adoptó  para que lo protejan de los hombres, duplicados o no. (No te me pongas retrechera por lo de vagabundos: a la hora de hacer el amor, el estrato es lo de menos).

Pie de foto: Don Nadie, un perrito vagabundo, paisano mío de Montebello quien nos hizo compañía a la hora del almuerzo en reciente visita al pueblo.