El proyecto fue adjudicado al Consorcio HHA, integrado por dos empresas coreanas del grupo Hyundai Engineering y la firma española Acciona. Como ya observaron, el atraso supera los cuatro años y no hay responsables, ni sanciones, ni multas, ni cobros de póliza. Es tanto el guante de seda que el propio gerente de EPM, Jorge Londoño de la Cuesta les hizo el favor a las firmas extranjeras de viajar hasta Corea a firmar un memorando de entendimiento, para no solo ampliarles el plazo, sino además permitir que entregaran solo las obras sustanciales.
Lo cierto es que esa platica del viaje se perdió, pues el plazo era el 30 de julio de 2017 y obviamente no se cumplió y tampoco se sancionó al consorcio.
El Reverbero de Juan Paz se pregunta: ¿Qué pasa con el lucro cesante?, ¿qué pasa con el pago de intereses del préstamo para una obra con semejante retraso? ¿Los tantos organismos de control han estado a la altura del cuestionado proyecto?
Las actas de modificaciones al convenio acomodadas a los intereses de las compañías extranjeras se cuentan por decenas. En cambio más de 30 subcontratistas nacionales, contratados por el consorcio extranjero HHA, se han afectado gravemente con sus atropellos, además con el beneplácito de EPM que se lavó las manos, y ha mirado para otro lado diciendo que no tiene nada que ver. Varios de estos subcontratistas ya se quebraron, perdieron hasta sus viviendas y ni siquiera tienen recursos demandar.
¿A propósito por qué no han inaugurado la PTAR con bombos y platillos? ¿Será para no calentar el parche?
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