28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Revolucionarios a la carta y fascistas

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

Es evidente que lo que continúa caracterizando a los movimientos populistas, tal como lo he venido repitiendo, es su más que notoria ausencia, no solo de modales democráticos, sino, de lenguaje, lo cual es consecuente con su actitud política regresista, la de quienes calcan sin imaginación alguna gestos y lenguajes desacreditados históricamente terminando por precipitarse en la irracionalidad.  

Repetir como loras (os) mojadas(os) que “están luchando a favor de la etnias castigadas”, que “reniegan de la cultura española colonialista y prefieren el mundo pre-hispánico” que “la burguesía  transmite la pandemia a los pobres” dispensa a estos nuevos actores políticos –entre ninis y millenials,  empleados, educandos- de la decisión verdadera a tomar en estos casos: marcharse  a las selvas a encontrar a esas etnias viviendo en la miseria, asesinadas por el ELN, las Disidencias de las FARC o por los narcotraficante  o también demostrando una solidaridad sin retóricas histéricas al irse a vivir en los barrios de miseria compartiendo la suerte de los desheredados. A los justos que por piedad hacia el pobre les rompieron las espaldas luchando contra la injusticia social, les tocó enfrentarse al horror de tener que comprobar que nada se corrompe más que una causa política hecha a nombre de una supuesta causa social.  

¿Cómo entonces ver hoy en nuestras calles a muchachos(as) enarbolando la bandera roja con la hoz y el martillo símbolo precisamente de inhumanidad?   

En las marchas manipuladas que supuestamente protestan contra el hambre, no puede darse un acompañamiento verdadero al sufrimiento de los oprimidos ya que la masa carece de todo sentimiento moral. Y son los Otros quienes condicionan toda verdad, son los Otros quienes nos interpelan sin que les contestemos. “La historia, dice Marx, se da dos veces, la primera como una gran tragedia –Bolívar, Napoleón- y la segunda como una miserable farsa- los timochencos, avellas, benkos biojós, Santos-. 

Sencillamente porque las condiciones históricas se modifican y lo hacen silenciosamente introduciendo cambios sociales muy profundos que los demagogos no suelen captar en sus efectos y consecuencias.  Detectar este vacío de lenguaje, de liquidez política, el perfil de quiénes hoy se lanzan a las calles a protestar es encontrarse con lo que Simon May califica como la “idiotez social” ¿Cómo los agitadores profesionales han logrado transformar a un adolescente en un asesino potencial para el cual el único enemigo a eliminar es un policía? Introduciendo, además, el caos y la anarquía y colocando enfrente de sus centurias guerreras a títeres dirigiendo bandas de depredadores y saqueadores que después de recibir la orden telemática para derribar la estatua del “odiado personaje histórico “se lanzan ciegamente a la destrucción de lo que sea “muestra de la imposición colonial” Temístocles Ortega vestido de indio destrozando el hermoso mural de Efraín Martínez porque “exalta a la raza blanca”. 

Recordemos entonces que los vándalos y saqueadores – en realidad escoria, lumpen- no son casuales infiltrados sino un elemento táctico de destrucción ya previsto en el manual del terrorismo, por quienes desde las redes sociales manipulan su antojo los contenidos de la protesta, manipulando a su vez a quienes, como en este caso, con razón protestan contra una desquiciada propuesta de Reforma Tributaria presentada además en el momento más inoportuno. “Patria o muerte”es el lema de los castristas que, en medio de la infinita pobreza del pueblo, sacrificaron cinco generaciones de cubanos para que sus líderes se enriquecieran delirantemente.  

Hoy el lema de mujeres y jóvenes contrarios a este perverso chantaje proclaman, “Patria y vida” y “Patria y libertad” la conquista de la alegría y de la fraternidad, pero también de la economía. Aquí por el contrario estos líderes de pandereta llamaron al contagio, a la muerte. 

Tanto para el fascista como para el comunista la causa política convertida en fetiche está colocada por encima de la vida misma, una causa sin fondo, tan oscura como lo su rechazo a la dignidad de quienes dicen estar representando. Es el activismo de las llamadas Patotas para la instauración del terror, la destrucción del espacio público, de la ciudad como ágora, es la negación del diálogo, del derecho a los lugares.  

Ahora marchar y huir. Detenerse y escuchar al Jefe Supremo. ¿No fue lo que intentó hacer Petro esta semana con su “interlocución” a los ciudadanos gesticulando como el Dictador de Chaplin? “No salga, no entre a las grandes superficies, no abra los almacenes, no salga a los parques, prohibidos los corrillos”, Verde que te quiero verde. Quien habla es el Gran Hermano presentando a sus nuevos centuriones.  

P.D La frase del año la dijo un profesor universitario en un programa de “Comunes”: “Ustedes han visto que en las ciudades del país la violencia ha transcurrido en paz”.