21 abril, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Revolución e ingenio popular 

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Por Darío Ruiz Gómez 

Se cuenta que de regreso del Seminario de Roma donde había hecho grandes estudios de Teología y Filosofía el joven sacerdote convocó a los fieles de su vereda a una misa de encuentro y cuando llegó el momento del sermón desde el púlpito y mirando a los campesinos que esperaban sus palabras comenzó a citar a Heidegger y al ser ante la muerte y a Sartre y la nada y a Camus y el Mito de Sísifo y a Romano Guardini, todo mediante una fraseología ininteligible hasta para un especialista.

Para rematar su enjundioso sermón el joven sacerdote terminó diciendo con voz grave: “Para terminar os digo con el verso de Santa Teresa que “Que tan alta vida espero que muero porque no muero” A lo cual un borrachito enfundado en su ruana despertó y le dijo, “esa adivinanza padre, me la sé, la gallina” El recién graduado olvidó que el lenguaje debía como en los grandes oradores religiosos guardar la diafanidad necesaria para que sus reflexiones fueran escuchadas satisfactoriamente. ¿A quién me dirijo? Hace ya muchas décadas y visitando el pequeño municipio de Anzá –dos o si acaso tres callecitas y un parquecito dominical   vi cuando un joven universitario comenzó a dirigirse a un grupo de campesinos con un perentorio “Saludo a los proletarios de Anzá”.

Cuando me lo encontré después de su lamentable fracaso político le expliqué que aquella región era muy pobre y por lo tanto referirse al proletariado era una idiotez ya que hasta allí nunca llegarían la revolución industrial y el capitalismo.

El humor es la réplica que la sabiduría popular opone al régimen totalitario cuando se trae a cuento el chiste sobre Carlos Marx quien vivió en la pobreza total y sufriendo la locura de la hija, su esposa le propuso que en vez de estar escribiendo el capital saliera a las calles y lo hiciera para que pudieran comer. Y es real la desgracia de su talentosa hija Eleanor a quien Marx le impuso un matrimonio de conveniencia que la llevó finalmente al suicidio.  

La caricaturización de las ideas de Marx se inicia prácticamente a partir del leninismo cuando con exactitud Gramsci señala que la revolución rusa fue la primera negación del pensamiento de Marx. De ahí se empieza a instrumentar la retórica revolucionaria sustituyendo las ideas de Marx por unos galimatías verbales debajo de los cuales se disimula lo que desde entonces hasta hoy podemos llamar el falso revolucionario. Ahora apenas unos cuantos argumentos de Marx sobreviven de manera que ya podemos imaginarnos lo que supone el uso de un pensamiento muerto en manos de ignorantes agitadores.

Como ha señalado Juan Pablo Vásquez en “El País”de España es el atrevimiento de Petro – o sea de sus consultores- cuando compara la pedreste visión petrista sobre lo constituyente con la compleja visión de Tony Negri al respecto. Si los ideólogos de Petro son, repito, los militantes del Pacto Histórico teniendo en cuenta su incapacidad para dar consistencia a un proyecto político podemos darnos cuenta de donde proviene este batiburrillo de frases tomadas a la bartola. Recordemos el fracaso del partido “Podemos” que desapareció ante nuestros ojos por un exceso de hueca retórica igualitaria, sexual, que la concreta realidad social, histórica de España actual se encargó de desmentir.

Recordemos la eficacia política de memes y chistes que con ingenio y creatividad han pasado de la crítica a la mofa del Presidente Petro. Advirtiendo entonces que una cosa es el sarcasmo volteriano y otra la perversa malignidad de la procacidad que se ha ido apoderando del lenguaje de algunos políticos populistas.

La procacidad, la difamación no sólo demuestran una  ausencia de argumentos sino una actitud totalmente fascista.