19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Reportaje a Alicia del Carpio en Madrid: Alicita revela por qué se fue de Colombia

Por Orlando Cadavid 

Nota: Hace tres días falleció en Madrid Alicita del Carpio. La actriz es recordada por su papel de Doña Alicita, que estuvo al aire por más de veinte años en la comedia “Yo y tú”. Del Carpio fue una de las figuras más importantes en el surgimiento de la televisión en Colombia. 

El periodista colombiano Orlando Cadavid de la agencia “Colprensa” entrevistó en Madrid a Alicia del Carpio, corresponsal de “El Espectador” en España.  El siguiente es el texto de esa entrevista: 

Para Alicia del Carpio – la creadora del legendario programa “Yo y Tú”, que siguieron por más de 20 años varias generaciones a través de la pequeña pantalla – su mayor anhelo es volver a vivir en Bogotá y retomar contacto con millones de televidentes colombianos. 

“A pesar de que yo nací en Madrid, salí muy joven de España; me fui a Colombia, donde viví 26 años, y la verdad es que todos los días me levanto y me acuesto con añoranza de Colombia”, afirmó doña Alicia, en el proemio de un entretenido diálogo, en su casa madrileña, con el enviado de Colprensa. 

Parodiando el judío-alemán que debió huir de territorio germano, en la era hitleriana, “pero quien dejó sus maletas en Berlín”, la guionista y actriz ibero-colombiana dijo: “Yo tengo mis valijas en Bogotá”.  

Ama de Casa 

Alejada hace ya casi 4 años de las cámaras y de los reflectores, que le han sido tan familiares, así como del aplauso y del afecto del público, Alicia del Carpio contó que “en España ha tenido oportunidad de constituirse en una verdadera ama de casa” 

“Aquí he descubierto -dice- qué tenía unas aptitudes raras, como por ejemplo para la costura y la cocina, que jamás había podido ejercitar antes por falta de tiempo, y ello ha puesto de plácemes a mi esposo y a mis tres hijas”.  

Sus añoranzas 

Alicita evoca en su confortable piso de Madrid, situado a unos quince minutos del centro de la metrópoli peninsular, el ají y los plátanos colombianos y el manjar blanco del Valle, en materia alimenticia, y siente nostalgia profunda de los cerros de Suba, dónde estaba su casa, en Bogotá. También recuerda con singular cariño los estudios de televisión, en San Diego, y el centro comercial “Unicentro”, aun cuando parezca curioso. “Nunca he visto en Europa un centro comercial tan fantástico y acogedor cómo ese”, manifiesta.  

Tierra colombiana 

Estar en casa de Alicia del Carpio, en España, es sentirse en “tierra patria”, en “jurisdicción colombiana”. Nadie tiene acento español. El tema constante es Colombia. Se advierte enorme ansiedad por conocer noticias de lo que está pasando en el país. Se come “ajiaco” el plato típico bogotano, dos veces por semana. Allí se acoge calurosamente a todos los colombianos. La familia de Alicia ha “crecido” recientemente con Álvaro Ruiz, hijo, quién ha sido “adoptado” mientras participa como corista en la versión castellana de “Evita”, la ópera que tantos éxitos ha cosechado en Europa. 

Asisten al diálogo como meros espectadores el esposo y las tres hijas de doña Alicia del Carpio.  A su lado está “Pipo”, el viejo perro utilizado muchas veces, en Bogotá, en la grabación de comerciales para la televisión colombiana. 

El abandono de Colombia 

-Alicita-, ¿cuál fue la razón principal para alejamiento físico de Colombia? 

“Bueno, la razón fundamental no fue tanto que me dejaran por fuera de aquella famosa licitación de televisión, donde yo efectivamente tuve una falla en mi documentación.  La razón primordial fue que esa misma época recibí varias llamadas telefónicas amenazándome de secuestro.  Esto, ya transcurrido el tiempo, puedo decirlo, porque en la distancia llegué a hacer mis propias conclusiones, que, en aquel momento, tal vez por el miedo y el susto, no las pude sacar con la suficiente reflexión.  Entonces, efectivamente, creímos que podrían ser secuestradores reales los que llamaron a amenazarme.  Ante ese pánico la reacción lógica de mi esposo fue decir que nos íbamos fuera del país, no solo ya por nosotros sino también por nuestras hijas.  En aquel momento no quise declarar esto abiertamente, porque era una situación muy delicada la que se vivía en Colombia.  Había, por aquella época, muchos secuestros en el país de personas renombradas, y creí que siendo yo conocida, no debía contribuir a crear un estado de miedo o de pánico o agravar la situación.  Por eso, entonces, me lo calle y llegue a la conclusión de que no debían partir esas amenazas de profesionales de secuestro, sino probablemente personas que maniobraban para alejarme a mí por el miedo.  Es decir, de personas interesadas en que mi programa desapareciera y yo también.  Eso es lo que puedo decir transcurridos varios años.  Esta fue la razón principal de mi alejamiento físico de Colombia: el miedo”. 

La tele española 

-Antes de hablar de un posible regreso a Colombia, cuéntanos sí ha intentado entrar en la televisión española. 

“Esto es materia de un análisis profundo.  La televisión española está pasando ahora mismo, a nivel político y organizativo, por una crisis bastante fuerte.  Desde el mes de julio del año pasado no hay director de la televisión, en España. Yo he preferido esperar a que esa situación se clarifique, para poder hacer cosas concretas.  He tenido propuestas, sí.  Pero como me ha parecido que puede entrar un director nuevo y echar por tierra lo que se haya decidido ahora y no tengo afán, he decidido esperar.  Si el panorama se aclara, entonces sí aceptaré las ofertas que se me han hecho en Madrid”. 

¿Es posible su regreso? 

-Doña Alicia, ¿qué ha hecho usted por regresar a Colombia, donde se cuentan por millares sus simpatizantes? 

“La verdad es que yo ya lo intenté desde aquí (Madrid), tomando parte en la licitación pasada a través de mi amiga Mercy Merchán.  No fuimos aceptadas a pesar de que hay actualmente 59 programadoras.  No sé a quién correspondió decir que “Yo y Tú” no se adjudicaba.  Tal vez para que yo volviera a hacer el programa lo que se necesitaría sería mi presencia física en Colombia.  Porque indudablemente, tengo muchos amigos en el país (creo que se cuentan por miles) y sí se ha sucedido el fenómeno curioso que tras casi cuatro años de ausencia todavía el público recuerda el programa y quiere que regrese, pues tendría que contar con el apoyo de todos estos amigos que desean el regreso del programa”.  

Pijama de Madera 

– ¿Estaría dispuesta, entonces, a retornar el año entrante al país, para batallar personalmente en la próxima licitación? 

“Pues de cuerpo presente no quisiera, porque eso significaría que tendría ya puesto el pijama de madera (risas) y ahí sí me quedaría muy difícil hacer la lucha.  Pero yo entiendo lo que usted me quiere decir.  Es un chiste que he querido hacer.  Pues bien, todo depende únicamente de que mi esposo acceda, al fin, a permitirme volver a la lucha”. 

-Su esposo, doña Alicia, ¿quiere que se quede definitivamente en España? 

“Bueno, lo que él quisiera es que yo no volviera a sufrir, ni padecer, ni a ser blanco de ataques.  Por estas razones fue que él consideró que debíamos alejarnos de ese medio.  Salir fuera de Colombia durante un tiempo.  Vamos a ver.  No lo sé. Ni siquiera sé cuándo se va a convocar una nueva licitación. Pero eso no depende de mí” 

El irremplazable “Yo y Tú” 

-A qué atribuye, doña Alicia, ¿el hecho de que no haya prosperado en Colombia ninguno de los intentos por llenar el vacío que dejó su programa en la televisión? 

“Yo lo explicaría así: no es que en Colombia no haya personas que sean capaces de hacer humor.  Ocurrió que, en el caso mío, se dieron unas circunstancias muy especiales.  Yo escribía y dirigía un programa.  Tal vez si hubiera un guionista- director, que pudiera hacer esas dos labores, el éxito sería mayor.  Yo sabía perfectamente que podía escribir para cada uno de los actores que tenía.  Conocía a fondo sus capacidades, su amplitud o restricción artística.  Porque, lógicamente, en el grupo había unos mejores y otros que no lo eran tanto.  Esta conjunción de cosas dio lugar a que el programa tuviera éxito”. 

-Alicita, en los 1185 guiones que usted escribió en Colombia, en 20 años largos, creo 176 personajes.  ¿A cuál recuerda con más cariño? 

“Bueno eso sería como si me preguntaran a cuál de mis tres hijas quiero más.  Yo los quiero a todos por igual.  Naturalmente, hay personajes que son inolvidables, que tal vez yo me apoyaba mucho en ellos.  Pero en todos conservo un gran recuerdo, inclusive de aquellos que salieron del programa por una u otra razón”. 

Ansiedad Colombiana 

– ¿Qué es lo que más extraña de Colombia doña Alicita? 

“Si yo le dijera que vivo en Madrid deseando que me manden ají de Colombia, deseando que me manden manjar blanco del Valle o que llegue alguien con un plátano en la mano, pues creo que definiría cuál es mi postura aquí.  Vivo en forma agradable.  Pero a pesar de que yo nací en Madrid, salí muy joven de España, y me fui a Colombia, donde viví 26 años, y la verdad es que todos los días me levanto y me acuesto con la añoranza de Colombia.  Lo que más extraño Colombia el cariño del público.  Al principio disfrutaba el placer de no ser nadie, pero no por vanidad, sino por lo que tiene de efectivo que te saluden por la calle, el recibir cartas, el saber que estás haciendo una labor que el público recibe de buen agrado y qué en recompensa ese público te deja su cariño y simpatía.  Tal vez eso es lo que más añoro.  Y, desde luego, a mis buenos amigos”.  

Volver, volver 

-Por último, si se dieran las condiciones para su regreso, y el de su programa, a Colombia, ¿lo haría, doña Alicita? 

“Hay una canción alemana, (ya sabe usted que mi esposo es alemán), que dice: “Yo tengo mis maletas en Berlín”.  Es una canción acerca de una persona judía que tuvo que huir de Alemania, que tuvo que irse, pero dejó sus maletas en Berlín, con la ilusión de volver algún día.  Yo tengo mis maletas en Bogotá”. 

Alicita y “El Espectador” 

-Doña Alicita, ¿cómo ocurrió su ingreso al mágico mundo del periodismo? 

“Ante todo, permítame decirle que para mí es un gran honor compartir nómina en ‘El Espectador’ con un columnista de la talla, de los quilates y el prestigio de Gabriel García Márquez, quién -como usted sabe- le ha concedido el privilegio exclusivo de una columna dominical a ese gran diario colombiano.  Bien, pues yo comencé a colaborar con el prestigioso periódico de los Cano por iniciativa de ese formidable maestro de periodistas que es José Salgar, ‘el Mono’.  Me animó mucho la propuesta para retomar contacto con el público de Colombia. Los lectores estarán notando, seguramente, que escribo en los dos estilos. uno el mismo que empleé por más de veinte años, en Colombia, para hacer los libretos de ‘Yo y Tú’; y otro, el estilo serio, que utilizó en los reportajes de fondo para los lectores del mismo diario.  Tener la corresponsalía de ‘El Espectador’ en España representa para mí la conservación de un vínculo con un país que tanto quiero y añoro.  Aquí, en Madrid lo recibo con regularidad, y me deleito leyendo la fina chispa el inigualable Klim y los comentarios cargados de ironía, de Antonio Panesso Robledo y de Hernando Giraldo.  Me siento muy a gusto actuando aquí como representante de un diario de la importancia y el prestigio de ‘El Espectador’.