18 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Reflexiones desde el norte: Andrew Cuomo gobernador de Nueva York

Rafael Bravo

Por Rafael Bravo

“En ese momento no sabía que estaba haciendo sentir a alguien incómodo…y ciertamente nunca, nunca quise ofender a nadie o hacerle daño a alguien’’   

  Todo comienza con una mujer que acusa y entonces el acusador niega lo sucedido para que otras confirmen los hechos. Una conducta que se vuelve común y que no es de ahora, sino que se remonta a quien sabe cuándo. El poder lleva a quienes lo ejercen a sentirse intocables y dueños de la voluntad ajena. Es lo que ocurre con frecuencia en ambientes de trabajo donde las mujeres son objeto de acoso sexual por parte de sus superiores. ¿La pregunta por consiguiente es qué hacer para llegar a una solución y entender que el sitio de trabajo debiera estar libre de presiones? 

El más reciente episodio lo protagoniza un político hasta hace unos días muy popular, pero caído en desgracia precisamente por las supuestas insinuaciones y avances con subalternas que una a una han salido a denunciar sus provocaciones. Tiene mucha razón una de las denunciantes cuando afirma que Cuomo gracias a su preeminencia y perfil lo llevó a creerse intocable. ‘’ Pensé que buscaba que me acostara con él’’. 

Suena más que morboso preguntarle a una chica de 25 años sobre su intimidad y si ha tenido sexo con personas mayores de 60, o besar a otra en los labios sin su consentimiento luego de una reunión privada y hacer creer que ello es algo normal, o agarrarle el trasero a quien no tiene más defensa que expresar su incomodidad y sorpresa. 

Hace apenas un año que Andrew Coumo estaba en la cima del mundo político, admirado por el acertado manejo de la pandemia en el estado de Nueva York donde ejerce como gobernador. Su esposa Mary Kerry Kennedy fallecida en 2005 era la hija de Robert Kennedy asesinado en 1968. Hubo quienes incluso describieron a Cuomo como un mejor prospecto que Joe Biden a la presidencia, pero hoy gracias a sus hormonas, soltero y el gusto de muchas fanáticas lucha por salvar su carrera política. Sobra decir que Cuomo a sus 63 años no ha perdido sus impulsos libidinosos quizás por haber sido llamado uno de los ‘’ más sexis de 2020’’ según la revista People. 

El movimiento feminista #MeToo que irrumpió en 2017 confrontando el acoso sexual y avivado por los recordados desvaríos de Donald Trump y las mujeres víctimas de sus apetitos sexuales, brilla por su ausencia en esta oportunidad. Cuomo no aprendió la lección de su copartidario Bill Clinton y otras celebridades políticas de no meter la mano donde no es debido, pero se asemeja en la estrategia de las excusas y lamentaciones negándose a renunciar. 

Las opiniones están divididas en torno a la salida del gobernador con una mayoría en contra de su renuncia, pero por un amplio margen opuesta a una reelección para un tercer período. De acuerdo con una encuesta, el electorado considera que Cuomo no fue ético ni confiable en su comportamiento con sus subalternas ni honesto con las disculpas a las que fue obligado en una rueda de prensa. No es la primera vez que un político de carrera y con aspiraciones muestre su lado oscuro en la vida pública desconociendo la responsabilidad ética que se le debe a los votantes. 

Resulta lamentable que la clase política termine siendo un escudo protector de quienes se apartan del compromiso de servir con rectitud y juicio no importa las circunstancias. El doble rasero que comúnmente se viene aplicando a las figuras de alto perfil cuando surgen acusaciones sobre conductas indebidas, en nada contribuye a la confianza de unos votantes cada vez más escépticos e inconformes con sus gobernantes. No será la última vez ver a superiores jerárquicos abusar de su posición buscando favores sexuales de sus subalternos.