23 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Recuperando el Paraíso Perdido

Por Adriana Cardona López

Dicen los que saben que la complicidad del sistema y la alta estimación social han maquillado el planeta tierra y los hombres pretenden acabar con él y este se defiende de las perversidades del ser humano, ya que este lo convierte en inseguro.

La inmortalidad que nos anunció el ser supremo está en riesgo. La academia nos engaña con su educación frustrante y poco sabia. La ligereza con que gobiernan las potentes Naciones y la falta de dignidad de los Países en vía de desarrollo hace que esta época convulsione en todas las áreas.

Pululan gobiernos no legítimos y otros como no pueden con el adversario ejecutan los cambios políticos para hacer frente a sus rivales y mientras tanto el planeta reclama lo suyo y su ADN lo han modificado. Critican a Nerón y se rasgan las vestiduras por Adolf Hitler.

El poder no ha variado, hablan de emancipación, de contrato social, pero en el fondo seguimos sometidos a un patriarcado.

Y qué decir de las mujeres que son utilizadas con su feminismo extremo, se arriesgan a ser más que esposas y madres y estas manifiestan que el trapo de colores puede servir para limpiar cualquier superficie haciendo alusión a la bandera y que solapadamente se denota que quiere intervenir en la política.

Deberíamos trasladarnos hasta el Bajo Imperio y presentarle a Justina y Gala Plácida para que la guíe.

La cultura sigue marginada. Lo ideal sería no volver a la época de Robín Hood, pues parece que tenemos que vivir atados a gobiernos que no saben legislar.

Ahora si son buenos y solidarios, justo cuando está en peligro sus vidas, se quieren encontrar consigo mismos, aman la naturaleza así el pájaro se les cague en la cabeza.

Pero no se dan cuenta que sus sentidos están sin estrenar. Solo percibimos lo que nos conviene y que cambiar los anhelos de Adán y Eva y construir una sociedad más sensata tardará.

Cojamos la camándula, reinventemos el paraíso con una sociedad que se despoje del elogio y la mentira y así creer que la genealogía histórica fue una pesadilla.

Esta es la oportunidad para acabar con todos estos falsos semidioses. Nos trasladaremos hasta el Museo Nacional del Prado y nos sentaremos a interpretar el Jardín de las delicias de el Bosco y como ñapa les indicaremos que los animales y las plantas.

Esos sí que tienen alma.