16 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Reciclando globos? 

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Ivan Guzman

Por Iván de J. Guzmán López 

Juan Alberto Londoño Martínez, experto en Manejo de crisis, columnista del diario La República, exviceministro de Hacienda, abogado experto en Hacienda Pública y en asuntos Económicos, Energéticos y Regulatorios, dice en su reciente columna del Diario La República: 

“No cabe la menor duda, el presidente Gustavo Petro gobierna, o mejor dicho desgobierna, lanzando globos todos los días en un discurso grandilocuente en el que posa de redentor, hace promesas inalcanzables y pocos días después, sale a atacar a todos y cada uno de los órganos del Estado, de la sociedad civil y del sector privado, responsabilizándolos del fracaso de su “excepcional” idea. Culpa a cada uno y sale con la excusa, según la cual, el establecimiento no se lo permitió. 

(…) Por favor, Presidente, no nos subestime ni insulte nuestra inteligencia, comprométase a cumplir la ley, reconozca el valor de nuestra democracia, acate las decisiones de las demás ramas del poder público, respete las instituciones, deje de dividir a la sociedad, de estigmatizar a quien piensa diferente, permita la libre empresa y garantice que el sector privado realice sus actividades sin el temor a ser perseguido y estatizado, deje de tomar decisiones por capricho. Ponga atención a las opiniones de los técnicos, no destruya el valor de las empresas públicas por razones ideológicas, respete sus gobiernos corporativos. No acabe con el mercado laboral con una reforma que genere más informalidad. Dedíquese a gobernar y le rogamos deje de trinar”. 

Ofrezco excusas por citar largo al exministro, pero creo que resume en lenguaje “coquito”, lo que en desgracia le ocurre al pueblo Colombiano y –lo más grave–, hace ver a nuestra nación, como paria en el concierto mundial, defendiendo tiranías.   

El globo más reciente, de esos que cita Juan Alberto Londoño Martínez, no es un globo genuino, como otros a los cuales recurre Petro a menudo y que hemos denunciado tanto en esta columna; fue ¡un globo reciclado! Y lanzado en el justo momento en que el país pasaba por uno de sus cuartos de hora más oscuros (porque el paro camionero afectaba la movilidad, la economía, la salud, la seguridad, el trabajo, la educación, y la seguridad alimentaria de los colombianos), peor que el orquestado estallido social (porque este fue un problema de desmanes y orden público).  Para dicho lanzamiento, sin que nadie lo supiera, se anunció una alocución televisada del presidente de la república, de cubrimiento nacional por todos los canales públicos y privados.  

El reparto, a la manera de Gustavo Bolívar, fue así:  

Primer acto: se suprime la programación habitual de los canales nacionales 

Segundo acto: se anuncia que el jefe de estado, va a hablar 

Tercer acto: suenan las bellas notas marciales de nuestro himno nacional 

Cuarto acto: aparece el presidente exhibiendo botas de campaña, bien peinadito, con rostro adusto y cara de pocos amigos. En este punto, me hizo recordar al presidente Richard Nixon, momentos antes de renunciar a la presidencia de los Estados Unidos como consecuencia del escándalo denominado de Watergate, un gran escándalo político ocurrido a principios de la década de 1970, a raíz del robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D.C., sede del Comité Nacional del Partido Demócrata de los Estados Unidos, y el posterior intento de la administración Nixon de encubrir a los responsables. Cuando la conspiración se destapó, el Congreso Americano inició una investigación, y ¡ahí cayó el presidente! Renuncia interpretada como asunto de dignidad nacional y de investidura presidencial. Nota al margen: tristemente y como asunto de debilidad de la democracia colombiana, el congreso colombiano no está en capacidad de hacer renunciar a un personaje, por abyecto que se le encuentre. 

Quinto acto: ¡lanzamiento de un globo reciclado!  Con cara de preocupación y visible molestia, el presidente denunció la compra del software Pegasus, made in de Israel, para espiar al líder del partido de oposición, el pacto histórico, que, -cosa rara-posteriormente, llegó a la Casa de Nariño. Folio enhiesto (aunque el documento más parecía una lista de mercado), mediante el cual se demostraba el Watergate colombiano, el jefe de Estado aseguró que “ya el caso está en manos de la Fiscalía”.  

Los hechos se habrían registrado en julio y agosto del 2021, en la presidencia del doctor Iván Duque Márquez, antes del inicio de la campaña presidencial y tras el estallido social. La compra ilegal- explicó el presidente, con cara de fiscal-, se hizo en el año 2021 por parte de la Unidad de Inteligencia de la Policía Nacional a una empresa de Israel. El mandatario, con base en un documento de la Unidad de Información y Análisis Financiero, dijo que el software utilizado para espiar comunicaciones de teléfonos celulares, costó 11 millones de dólares que ¡se pagaron en efectivo y sin ser declarados en el presupuesto! En la citada alocución, transmitida por radio y televisión (y que ocupó el espacio del enlatado mejicano Cantinflas), Petro precisó, con su elocuencia acostumbrada, que “la DIPOL lo compró en efectivo por 11 millones de dólares a una empresa israelí” y que “el dinero salió en un avión en efectivo y que el pago se hizo en Tel Aviv”.  

Sexto acto: risas en el auditorio nacional 

Lo cantinflesco del asunto: «¿Cómo salen del país 11 millones de dólares en efectivo en un avión (…) hacia Israel para comprar un software que espía celulares, comunicaciones privadas?», se preguntó el propio mandatario; y continuó el interrogatorio a Colombia entera: “a quienes interceptaron, con qué órdenes judiciales y de dónde salió el dinero”. Mientras tanto, el paro camionero seguía su marcha, amenazando ruina para el país.  

El portal La Silla Vacía, dice que: “El presidente sostuvo, sin pruebas, que con este software el gobierno Duque logró acceder a las conversaciones privadas de su equipo de campaña”. Lo curioso es que el “gas” que hinchó el globo no es novedoso, porque medios de comunicación nacional e internacional indagaron sobre lo ocurrido en torno al software. En marzo de este año, el mismo Ministerio de Defensa, bajo la administración de Petro, desmintió la compra de Pegasus por su cartera, en la que está adscrita la Policía Nacional. 

Este globo, el más reciente, oficialmente estaba desinflado; sin embargo, fue reciclado y echado al cielo de la patria, mientras los colombianos esperábamos alternativas urgentes para solucionar el paro camionero que ya tenía paralizado al país.  

En su Crónica 958, titulada “No gobierna, fabrica cortinas”, mi amigo Gustavo Álvarez Gardeazábal, argumenta:  

“¿Quién de los frenéticos votantes que llevaron a Petro a la presidencia y le dieron rienda suelta a la esperanza del cambio iba a pensar que la misma herramienta que les abrió la ruta del triunfo, la de los bloqueos de carreteras durante el estallido social, iba a terminar a solo dos años de estar gobernando poniendo a su gobierno en calzas prietas? Menos que lo llevaría a inventarse una cortina de desprecio sobre los camioneros en huelga para disimular el tambaleo del primer gobierno izquierdista que ha tenido Colombia. Probablemente ni los más realistas petristas ni los más histéricos y despistados derechistas pudieron haber creído que se provocaría innecesariamente este paro de camioneros cuando bien habrían podido subir el precio del combustible con el mismo disimulo conque nos fueron subiendo el de la gasolina. Pero que saliera a echarnos el cuento del programa Pegasus que los israelíes le vendieron a la Dipol bajo el gobierno Duque…” 

El paro ¿fue provocado adrede, para tratar de ocultar el escándalo reciente destapado por el Consejo Nacional Electoral, CNE? El globo reciclado ¿fue fabricado por algún asesor o por el propio presidente Petro?   

¿Cortina? ¿Globo?, lo mismo da, amigo Gardeazábal. El periodista Daniel Coronell, denunció violación de topes en la campaña Petro presidente: Las irregularidades habrían sido de 3.700 millones de pesos en la primera vuelta presidencial y de 1.600 millones para la segunda; Los magistrados del CNE, Benjamín Ortiz y Álvaro Hernán Prada, han encontrado inconsistencias en el manejo de $5.400. 

Séptimo acto: el CNE y el Congreso entran en escena de manera protagónica…  

Lo delicado del asunto es que, en este entierro, el Congreso Americano no tiene velas y el Congreso colombiano vive desinflado, sin fuerzas, maleado, incapacitado moral y políticamente para iniciar una investigación que ponga en su sitio a los actores del Watergate criollo.  

Conocido el episodio inverosímil de las presidencias en Senado y Cámara con los actores principales Name y Calle, respectivamente, ¡el pesimismo supera a la razón!