25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Rabo de paja

Carlos Alberto Ospina

Por Carlos Alberto Ospina M.

“Mi hijo era también del campo. ¿Por qué matan a la misma gente del campo? Él era de Cómbita, Boyacá. Trabajó en el campo como cualquiera de ellos. Ingresó a la Policía para poder sacar a su familia adelante, para colaborarnos a nosotros, entonces porqué son así con la misma gente del campo, ellos también pueden ser sus hijos” ¿Esa es su paz total, presidente Petro? ¡Matando nuestros hijos, y desarmados!”, declaró a los diferentes medios de comunicación con profundas lágrimas de sufrimiento, Arquímedes, papá del subintendente de policía, Ricardo Arley Monroy Prieto; asesinado por un grupo de malhechores disfrazados, dizque, de guardia campesina.

Con el pretexto de reclamar supuestos derechos sobre la tierra en las instalaciones de Emerald Energy en Los Pozos, San Vicente del Caguán, Caquetá; la tropa de antisociales mató al uniformado y secuestró a otros 78 y a seis empleados de la compañía petrolera China. Cual encajonamiento de reses, uno a uno, soportaron las burlas y los múltiples ultrajes de parte de los violentos invasores que, dicho sea de paso, viven envalentonados gracias a las palabras de estímulo de Petro que los denomina “excluidos”; en vez de cumplir la ley y defender las instituciones, llamándolos por el correcto vocablo jurídico, delincuentes.

Al estilo de la figura contrahecha de quien no atiende a lo que él mismo dice y en particular, acostumbrado a infringir las normas fundamentales durante varias décadas, el eximido guerrillero, traga saliva en actitud de pugna acerca del abundante expediente de presuntas irregularidades de su campaña presidencial y el manto de duda en relación con la idoneidad de su gobierno. Por eso, construye permanentes cortinas de humo y produce efectos de atenuación con el fin de que no le quemen el rabo de paja que, menea, creyéndose pavo real.

Gustavo Francisco Petro Urrego está ad portas de un escándalo de marca mayor al estilo del proceso 8000 abierto contra Ernesto Samper Pizano por recibir financiación del Cartel de Cali para la campaña electoral de 1994 – 1998. Historia que desconocen muchos jóvenes, al igual que el relato exacto de los actores de la violencia por más de sesenta años. Período en que el diablo predicador fueron la guerrillera, los paramilitares, algunos miembros de las fuerzas armadas y varios que, en el tiempo actual dan consejos, desde el balcón de la Casa de Nariño sin tener argumento de autoridad moral. 

Los aliados del ‘Pacto histórico’ se harán los de la vista gorda debido al tinte de ilegalidad. El comunicado dirigido a la Fiscalía General de la Nación para que investigue los aparentes “rumores” que posan encima del hijo mayor, Nicolás Petro Burgos y Juan Fernando Petro Urrego, hermano del presidente, contiene la sagaz táctica de lavarse las manos y fungir de hombre sin mancha. ¡Imposible de toda imposibilidad! 

Es irrefutable el video del 4 de abril de 2022 que muestra a los personajes mencionados, en primer y segundo grado de consanguinidad con Petro, ingresando a la cárcel de La Picota con la finalidad de llegar a probables compromisos con extraditables, perversos y sanguinarios delincuentes. Tanto de culpa que, el primogénito Nicolás, es señalado por su exesposa de recibir Mil millones de pesos en efectivo del contrabandista, Samuel Santander Lopesierra Gutiérrez, y del cuestionado contratista, Alfonso ‘El turco’ Hilsaca Eljaude a fin de apoyar la elección de su padre. En Villa Santos-Barranquilla ¿Quién paga el arriendo y un sueldo paralelo al joven diputado progresista? Otra tarea para el despacho del fiscal; no obstante, intentarán meterla dentro de la ley de la trampa del ‘perdón social’.

Por su parte, Juan Fernando, la semana pasada hizo apagar las cámaras de vigilancia de un prestigioso restaurante ubicado al oriente de Medellín y a puerta cerrada, se reunió con 16 encapuchados. Si el hermano de Gustavo Petro no ocupa un cargo oficial, ¿Cuál era el objetivo del camuflado cenáculo? El Alto Comisionado de la Paz, Danilo Rueda, confirmó que hace 30 días un narco pagó de 120 millones de pesos para ser trasladado de cárcel y admitido en el negocio de ‘la paz total’. ¡Ah! Dicho comisionado acompañó a los parientes cercanos del Presidente de la República en el diseño del tal ´Pacto de La Picota’, cosido con el hilo de la adelantada corrupción. No faltarán aquellos que sigan viendo el cielo por un embudo.

“En mi programa de gobierno no se contempla una reforma a la justicia que contemple rebaja de penas e impunidad a cambio de favores… ¡ni en pesadilla! Otros rivales si los tiene de aliados y listos para ejercer el poder…Mi vida se ha construidos en la lucha real contra la corrupción…es falso de toda falsedad. La campaña NO ha ido a las cárceles a negociar nada. Ni lo vamos a hacer. Corruptos en la cárcel y que devuelvan lo robado y punto. Respeto por la ley y punto…” (sic – 14 de abril de 2022, fragmentos del video de la campaña del Pacto Histórico. Revísese en las distintas plataformas la fidelidad de la anterior cita textual). ¡Por la boca muere el pez y más fácil cae un mentiroso que un cojo! ¿Existe alguna duda al respecto? A partir de la fecha, Petro, no tiene cómo sostener la gobernabilidad del país. 

A ciencia cierta él sabe qué le sube pierna arriba. Le tocará andar con la cruz a cuestas del descrédito nacional e internacional y la deslegitimación de la autoridad del Estado. Víctima de su propio invento por andar incitando la lucha de clases, el odio, la destrucción de la propiedad privada, los bloqueos de las carreteras, los motines, las torturas a los agentes de la fuerza pública, las vías de hecho, la crisis del sector salud, la desinversión, la mermelada política, la anarquía, la disminución de las penas a los delincuentes y la impunidad generalizada; entre otros trastornos obsesivos-compulsivos y sinnúmero de mentiras oficiosas.

La libertad de expresión y de manera especial, el pensamiento crítico explica la falta de consistencia del llamado ‘gobierno del cambio’ que sigue repitiendo la misma suerte y con mayor motivo, las prácticas corruptas.