29 marzo, 2024

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Quimera y distopía: la gran y masiva huida de los humanos hacia los exoplanetas

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

Hoy todas las formas de vida en el planeta están en peligro de extinción. La sexta extinción masiva en la historia de la Tierra ya está en curso como resultado de los atropellos que los humanos hemos hecho, y continuamos haciendo, a los recursos de la naturaleza. Ante la imposibilidad de mantener la vida en la Tierra como resultado de todas las consecuencias del calentamiento global, resultado de los efectos de  gases de invernadero, algunos científicos han empezado a considerar  la posibilidad de viajar a otros mundos, en dónde se pueda rehacer, en armonía pon las leyes divinas y las del universo, una vida en donde los humanos respeten a la nueva naturaleza,  a esos nuevos ambientes ignotos que existen allá, mucho más allá de lo que cada uno de nosotros pueda pensar.  

Ante el distópico escape, en una especie de majestuosa Arca de Noé para albergar 10.000 millones de seres humanos y nueve millones de especies vivas, la Tierra se quedará aquí, reconstruyéndose a sí misma, seguirá dando vueltas alrededor del sol y de nuestra galaxia la Vía Láctea. Será algo tarde para entender lo que es bien sabido:  que la Tierra no nos necesita a nosotros, pero nosotros sí la necesitamos a ella. 

Allá afuera, en el universo existen, como sabemos, millones de galaxias compuestas por un número inmenso de estrellas, tan incontables como  los granos de arena de nuestras playas. Estrellas que, como el sol nuestro, tiene planetas que giran alrededor de ellas. 

Los planetas que orbitan alrededor de otras estrellas, allá en la cercanía o lejanía del amplísimo universo, se les ha denominado «exoplanetas», no visibles a simple vista, ni aun con los telescopios más potentes que se tienen hoy. El brillo de la estrella madre los oculta.  

Los astrónomos, con el apoyo de agencias espaciales como la NASA y la de la Unión Europea, han encontrado la manera de encontrarlos. Hoy se sabe que tales exoplanetas son muy comunes. Se ha explorado, entre otros con el telescopio Kepler de la NASA, sólo una muy pequeña parte de nuestra vía lácteas; o sea, una muy minúscula parte del universo, pudiéndose, sin embargo, afirmar hoy, que existen más exoplanetas que estrellas en la Vía Láctea.  En marzo de 2023 se anunció que el Vaticano conjuntamente con el Instituto Leibniz de astrofísica de Potsdam de Alemania firmaron un acuerdo de colaboración para estudiar más de 1.000 estrellas brillantes sospechosas de tener exoplanetas propios. (https://rb.gy/okzftp).  

Se puede afirmar que vivimos en un universo de exoplanetas; el primero de ellos fue descubierto en 1995, en la constelación de Pegaso, denominado «Dimidio», a 50 años luz de la Tierra. Los exoplanetas son de diversos tamaños y de composición variada: rocosos, gaseosos, fríos, de altísimas temperaturas. Los hay de aquellos que deambulan solos por el espacio interestelar, vagando después de ser expulsado, por algún cataclismo, alrededor de su estrella madre; algunos giran alrededor de dos soles. (https://rb.gy/xifrxk).  

Ante los riesgos de extinción de la vida en la Tierra, vilipendiada y exprimida de manera inmisericorde por los humanos, se puede explorar inicialmente sí en el sistema solar nuestro existe alguna posibilidad de trasladarnos allá, para establecer una nueva civilización extraterrestre. Marte no es una buena opción para un segundo hogar, es árido, sin una atmósfera que proteja de distintas radiaciones, por su tamaño es incapaz de retener agua, tiene sólo el 10% del oxígeno que hay en la Tierra, su temperatura nocturna los – 130ºC, con temperatura media anual cerca de -60º C. La NASA considera más habitable Venus, pero tiene problemas con la temperatura superior a los 400ºC y presión atmosférica 90 veces mayor a la de la Tierra, además de padecer un ambiente de invernadero que no hace posible la vida, ambiente que es el que precisamente queremos rehuir con un éxodo interestelar. Otra opción dentro de nuestro sistema solar es Titán, una luna de Saturno, visitada varias veces por ondas terrestres, tiene atmósfera que protegería de daños por radiación, pero compuesta por nitrógeno, tiene líquido en océanos de hidrocarburos (etano y metano), es posible que albergue alguna forma de vida basada en el metano; su temperatura se aproxima a los – 180ºC. Se le reconoce que Titán alberga la mejor posibilidad de vida en el sistema solar nuestro. En todas las consideraciones será importante establecer si en un nuevo hogar extraterrestre se puede producir la muy esencial fotosíntesis, la cual es base para tener una biosfera como en la Tierra.  (https://rb.gy/tjnvfmhttps://rb.gy/dbxri2). 

«Próxima Centauri» es la estrella más cercana a la Tierra; girando alrededor de ellas se han descubierto dos exoplanetas denominados «Próxima b» y «Próxima c»; este último parece tener algunas condiciones favorables para la vida como en la Tierra. La estrella madre de ambas está a 4.37 años luz de la tierra; con la velocidad máxima de viaje que tenemos hoy nos tomaría, señala la NASA, cerca de 73.000 años para llegar a sus exoplanetas. Para llegar a Kepler 438b se necesitarían2,029,278 años y a Kepler 425b, 10.5 millones de años (https://rb.gy/p9huoohttps://rb.gy/eopm4chttps://rb.gy/w0kkmh)  

Indagar si abandonamos el planeta es una pregunta bastante inocente porque ya lo tenemos abandonado pero, para ese segundo hogar en el universo, no hay noticias positivas; personas y países no están tomando las medidas urgentes para evitar el calentamiento global y la destrucción de los hábitats; el 80% de los países no han tomado medidas efectivas para lograr ese fin. Como ciudadanos del mundo nos compete tomar las acciones comportamientos y actitudes sociales y políticas para detener los efectos del cambio climático y detener la sexta extinción masiva. Educadores, científicos y sociedad civil en general, en todo el mundo, tenemos la obligación moral para informar y formar a niños, jóvenes y a la ciudadanía sobre la severa encrucijada en que estamos ahora para promover el mejor estar de las actuales,  nuevas y futuras generaciones  

O sea, si seguimos acabando con las posibilidades de vida en la Tierra y acercarnos, cada vez más, de modo acelerado, a la extinción, no hay opción de emigración hacia algún otro hogar en nuestro sistema solar. Sigue la opción distópica de la emigración de la especie humana a un exoplaneta. El número de estos en el universo es altísimo, se contarían en miles de millones. A la fecha, han sido identificados 5.312 en la pequeña porción de la vía Láctea explorada hasta hora.  A pesar de la abundancia, se ha estimado que el número de ellos que tengan condiciones para una vida humana como en la Tierra es bastante reducido. La segunda tierra no aparece; un candidato que se ha insinuado se llama Kepler-442b, el cual está a 1200 años luz de nosotros. (https://rb.gy/q1m98h)  

Se mantendrá vigente la pregunta sí la especie humana con la estructura biológica que ha construido en la evolución en el contexto de las condiciones particulares de la Tierra, pueda efectivamente vivir en otros planetas, dónde las condiciones serán de todos modos algo diferentes muy distintas de aquellas en las que la especie ha evolucionado y ha logrado las adaptaciones genéticas y ambientales para poder sobrevivir. Como especies somos resultados de adaptaciones y mutaciones genéticas afectadas por las condiciones particulares de los diferentes ecosistemas que ha tenido la Tierra.  

Entonces, muy en serio: 

¡A cuidar el planeta y vivir en paz y armonía con la naturaleza, promover ya un desarrollo sostenible y asegura el buen vivir a las nuevas generaciones, así como la supervivencia de la especia humana! 

¡No hay adónde ir! 

¡No llegaremos a ser Inmigrantes, desplazados, culpables e ilegales vagando por Inhóspitos rincones del universo en la búsqueda de un segundo hogar para la especie!  

¡No existirá Arca de Noé para 10.000 millones de habitantes ni espacio para el resto de las 9 millones especies vivas! 

¡Nada, ni nadie, sobrevivirá un viaje interestelar de millones de años!