28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Quebranto del bienestar

 

Por Carlos Alberto Ospina M. (foto)

A cada instante hay más padecimiento humano a causa de la contaminación atmosférica. El aire exterior, incluso el que se respira en la vivienda, origina la muerte de más de 5,5 millones de personas al año. Desde el punto de vista práctico afecta el desarrollo económico, la calidad de vida y la vulnerabilidad de la población más necesitada. En 2013 los agentes de impurezas se clasificaron como el cuarto factor principal de fallecimientos prematuros en el mundo con un costo aproximado de US 225 mil millones en pérdida de ingresos de la población económicamente activa, y la cifra ha aumentado de manera exponencial en el último lustro (1).

De acuerdo con el estudio del Departamento Nacional de Planeación actualizado a 2017, los costos en la salud asociados a la “degradación ambiental” ascienden a 20,7 billones de pesos, 2,6% del PIB de 2015 (2). El arqueo es más alarmante. Los síntomas y las respectivas enfermedades doblan la población colombiana que, según el fallido Censo Nacional de Población y Vivienda del Dane, somos 45,5 millones de habitantes, lo que significa 98 millones de reportes y 13.718 muertes al año. ¡Ese panorama saca los tuétanos a todos! El 75% de dichas defunciones corresponde a la contaminación urbana, mientras que el “aire interior” causó 2.286 víctimas tempranas en el período de análisis.  (Lea la columna).