21 mayo, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué lee Gardeazábal: Azúcar, de Ulbe Bosma

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Gardeazabal

@eljodario

·      Editó Ariel.

Pocos libros me abofetean. Este lo logró porque me hizo sentir cuan provinciano, iluso y desinformado soy. Yo había escrito mi novela LOS MIOS convencido que la denuncia sobre los abusos, atropellos y crueldades de los empresarios azucareros era valiosa históricamente y que el caso del Valle del Cauca era solo propio de mi gente y mi región.

El profesor de la Universidad de Amsterdam, Ulbe Bosma, me hace saber, y me convence, que el mundo del azúcar es igual al de los Copete del Hierro de mi novela aquí y en Cafarnaúm. Con una minuciosidad admirable va describiendo los trucos financieros y las actuaciones atrabiliarias de los dueños de la tierra y de los comerciantes del azúcar, de la producida por moler caña o por exprimir remolachas, tanto en Java como en Cuba, en los gobiernos de Napoleón o de Reagan, en los mercados de Nueva York o en los de Londres.

Hay un denominador común de esclavismo y de obreros mal pagados en los azucareros de la caña en Brasil o en el Perú, en los molinos de la China o en los trapiches de Colombia. A su alrededor han existido invasiones de tierras, sindicatos arrebatados, matanzas inmisericordes. Pero el libro trae una coordinada historia de la evolución del azúcar y de sus procedimientos, desde cuando era manjar solo de los reyes hasta ahora cuando la campaña contra su producción por el daño que produce en la salud amenaza con arrebatarla de nuestras mesas.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

“Azúcar” es de una sapiencia ejemplar en sus 485 páginas y de unas anécdotas de novela que no escapan ni a los mamelucos egipcios ni al Julio Lobo de La Habana o el Varsano de hoy. Y, por supuesto, obliga a la conclusión que el precio y las ganancias del azúcar no se sudaban en los sembrados de todo el mundo sino en las oficinas del Trust gringo o en las leyes decretadas por el Parlamento Británico y, lo que es peor, hasta el día de hoy cuando dos monstruos, los de ASR y los Fanjul de la Florida o los de ABF y Kenward de Inglaterra fijan pérdidas o utilidades, construyen pactos mundiales, se inventan subsidios estatales o destruyen esperanzas de los pequeños agricultores que han reemplazado a los esclavos de antaño.