2 julio, 2024

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Qué lee el maestro Gardeazábal: Marco Aurelio

Gardeazabal

@eljodario

·      De Pablo Montoya, editado por Random House

La novela histórica no ha sido una vertiente muy nutrida en Colombia. Y si se trata de la novela sobre los episodios finales de un emperador romano como lo fue Marco Aurelio, sí que menos. Quien ha emprendido esa difícil hazaña es Pablo Montoya, el docto profesor de la Universidad de Antioquia, premiado una y otra vez en certámenes de reconocimiento internacional como el Rómulo Gallegos o el iberoamericano premio José Donoso. Lo ha hecho en el pasado con solvencia, aunque ha patinado cuando se acercó a la historia contemporánea como en “La sombra de Orión”.

En esta ocasión el profesor Montoya asalta con su prosa suave y exquisita, a veces adormecedora, el período final de Marco Aurelio, el emperador filósofo, que le tocó afrontar la primera gran peste sembradora de muertes en ejércitos, ciudades y campos del imperio romano. Cargando a brincos la sapiencia filosófica, pierde el hilo novelesco del personaje porque cae en la monotonía del ajuste de cuentas burocrático, sacrificando la trama de ficción que transforma toda historia novelada. Y como usa el narrador en primera persona, sin derecho a más verdades comparativas que las del mismo Marco Aurelio, diluye la tensión narrativa para ofrendarla en el altar de los estoicos y cometer el crimen literario de narrar su propia muerte.

Es un libro que suda sabiduría filosófica, habilidad y corrección supremas en el arte de contar pero que esfuma tanto a su personaje en malabares sapientísimos que, 60 páginas antes del final, la novela ya ha terminado porque el clímax lo había logrado en el diálogo preagónico con Tertuliano.

Leerla entonces como ejemplo de historia/ficción no es buena cosa, pero como el estoicismo se ha vuelto a poner de moda y su personaje emperador lo fue para siempre, hoy debe lograr muchos adeptos entre las juventudes a quienes el profesor Montoya enseña.

Para los otros lectores, el libro se pierde rápidamente entre las brumas como se hacen invisibles los créditos en su equivocada carátula, donde las letras azules tenues sobre un cielo descolorido las vuelve casi que irreconocibles. (Opinión).

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.