13 mayo, 2025

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Qué lee el maestro Gardeazábal: El loco de Dios en el fin del mundo

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Gardeazabal

@eljodario

De Javier Cercas, editado por Random House.

Cercas es un escritor sesentón, serio en sus planteamientos y muy hábil en la narración. Alguna de sus obras, como Los Soldados de Salamina o Anatomía de un Instante las he comentado elogiosamente antaño.

Ahora nos sale con un mamotreto de 485 páginas para dizque narrarnos el viaje del papa Francisco a Mongolia, donde fue invitado por el Vaticano para que hiciera parte de la comitiva hace dos años. No es un libro de viajes, aunque tiene descripciones hasta paisajísticas de ese olvidado país de estepas frígidas. Tampoco es una novela, si bien posee estructura de tal y hasta asomos de thriller.

A la larga, montado siempre en una narrativa alucinante, aunque estratificadamente repetida, el libro termina siendo una confesión de fe de un ateo que hace hasta malabarismos filosóficos para interpretar el pensamiento del papa Francisco y su casi siempre contradictoria actitud. Está construída sobre la necesidad de satisfacer el deseo de su madre, una viejecita de 92 años, picada de las brumas del Alzheimer, que desea saber si al morir se va a encontrar nuevamente con su marido muerto un cuarto de siglo antes.

Aunque en verdad lo que trata de ocultar es la necesidad de resolvernos el enigma de si el núcleo de la religión católica, la eternidad y la resurrección de la carne, son explicables para sus lectores y, de pronto hasta para el mismo incrédulo autor. De ese esfuerzo surge empero una tomografía en 4 D del papa argentino, destacando su bonhomía de cura de parroquia, detallando su enfrentamiento durante casi dos décadas con los jesuitas de los cuales había sido provincial en la Argentina y concluyendo que estamos ante un papa tan transformador como Juan 23.

Pero como la batalla narrativa la convierte en definición ideológica, alcanza a esbozar la posibilidad de que creamos que las creencias en la resurrección y en la vida eterna son la máxima forma de insurgencia al alcance de los hombres.

Tal vez por todo ello, y como sacada un bombín de mago, llega a la afirmación de que la victoria suprema de Cristo es haber postulado que no estamos aquí para aceptar la muerte sino para sublevarnos contra la muerte.

Empero como ni el autor cree en lo que ha descubierto prefiere con insistencia, hasta cerrar el libro, la frase de su madre “qué cosa ¿verdad? … ¿y si lo imposible es cierto?”

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.