28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué está leyendo Gardeazabal: Puesto de combate y Luna Nueva

@eljodario 

Aunque pocos lo crean, y digan que es una exageración, la literatura colombiana tiene para presentar a dos quijotes modernos que luchando como el de Cervantes, contra viento y marea, y quizás contra reales y angustiantes molinos de vientos, han sido capaces de sostener por muchos años sendas revistas literarias, bien diferentes en contenido y desarrollo, pero impecables en edición y entusiasmo: Milcíades Arévalo desde Bogotá y Omar Ortiz desde Tuluá. 

“PUESTO DE COMBATE” es la que hace 49 años, casi medio siglo, fundó Arévalo y, como las ha sacado con más entusiasmos que ayuda, está tratando de poner avante el número 90, lo que indica que lo va a coger la celebración de los 50 años con 10 números de atraso para la meta que se forjó de sacar una revista cada 6 meses. En su revista hemos tenido cabida todos los escritores de provincia que nos aventuramos a publicar sin el visto bueno de la ácida y miserable crítica excluyente de la intelectualidad bogotana. Pero como ninguno ha hecho fortuna con los libros, la colecta del último número la hicieron entre 76 amigos o trabajadores de la literatura y creo que apenas alcanzó. 

La revista del poeta Omar Ortiz LUNA NUEVA lleva 34 años y acaba de sacar el número 47. Se ha convertido en un éxito tradicional del mundo literario porque solo publica poesía y no solamente de la provincia colombiana sino de muchos países latinoamericanos donde ha merecido repetidos elogios por su calidad y sobre todo, por su mesura en un campo tan envidioso como el de los poetas. Su último número que está en circulación, es sin embargo excepcional. No solo tiene poesía de aquí y de allá sino estupendas prosas poéticas y una ñapa de impresionante actualidad. Viene con un anexo de 36 páginas en forma de revista gráfica con fotografías, a todo color y movimiento, de los momentos culminantes de las marchas vividas durante los meses de abril a junio en el suroccidente colombiano, acompañados de poemas escritos por mujeres de cada uno de esos sitios que resaltan o sus propias instantáneas o su vértigo metafórico.  

Lo conseguido es admirable y estoy seguro que los patrocinadores tradicionales con que cada número de estas revistas inmarcesibles han contado, entenderán la magnitud histórica de lo que han ayudado a editar. (Opinión). 

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.