25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué está leyendo Gardeazábal: Las cosquillas de los leopardos

Hace unos meses, cuando comenté el libro del académico Vicente Pérez Silva sobre Camacho Carreño, el más excelso de los integrantes de ese grupo político de jóvenes conservadores llamados “los leopardos”, que irrumpió en la escena política colombiana en 1925 cuando finalizaba la presidencia de Pedro Nel Ospina, me lamenté por la falta de conocimiento y sobre todo de reconocimiento que a esos felinos aguerridos les ha dado la historia. Y, en especial, sobre la falta que le hace a Colombia que los partidos políticos en vez de seguir siendo las cooperativas de los contratistas volvieran a tener ideas y liderazgo como lo intentaron Augusto Ramírez Moreno, Eliseo Arango, Silvio Villegas, José Camacho Carreño y Joaquín Fidalgo. No fueron sino 5 los leopardos y apenas duraron agrupados 5 años, pero fueron tal fenómeno político y periodístico que en verdad hacía falta quien los reconstruyera para la historia.  

El mismo profesor y académico Vicente Pérez Silva respondió al reto y acaba de sacar un libro sin muchas pretensiones editoriales, pero con una finura y una donosura para resumir la historia y volverla legible a las generaciones futuras, que no vacilo en recomendárselo a tanto ignaro que hoy ejerce como congresista de unos partidos inexistentes.  

Usando un método pastuso de ensartar los relatos con la aguja capotera de su natal Nariño, Pérez Silva logra mostrar por boca de los mismos leopardos que su meta era mandar al carajo el mito de que los conservadores estaban atrasados y mandados a recoger y que se podía renovar el viejo programa godo, transformar la oratoria y aún la literatura nacional.  

Lo bautizó como “leopardos” el mismo Ramírez Moreno. Lo cargaron en andas Camacho Carreño en el Congreso y Silvio Villegas en el periodismo. Ninguno escribió una obra literaria pero lo que pensaron y dijeron hizo posible el eco redoblante de las denuncias de La Vorágine de José Eustasio Rivera, el surgimiento de la vertiginosidad caldense de la prosa en cuentos y ensayos periodísticos y sobre todo la agonía de la vieja hegemonía conservadora vigente desde 1886.  

Los Lopardos fueron el contrafómeque de Laureano en las toldas godas. Lo curioso es que ninguno de ellos se dejó tentar por la estrella totalitaria que se levantaba en Europa antes de la Guerra de 1939. No tuvieron que ponerse camisas negras ni saludar con el brazo extendido como Laureano o Alzate Avendaño. Eran solo ideas y propuestas que cuando se volvieron reales ya no hubo político alguno que las transitara al futuro.  

“Garra y Perfil de los leopardos legendarios” es el título del libro de Pérez Silva, pero ni siquiera ocultándose en una modestia editorial anticuada deja de tener importancia inusitada para hacerle breves cosquillas a los paquidermos que nos gobiernan.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.