19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué está leyendo Gardeazábal: El difícil arte de meditar

@eljodario 

Carlos Jiménez ha sido siempre un militante de la realidad que ve a través de sus espejuelos. No exagera para ponderarla ni se calla para evitar juicios molestos al lector. Fundamentado en una capacidad para meditar en voz alta, ha sido a lo largo de los años un crítico justo pero muy perspicaz del arte en todas sus formas, en especial de la plástica, pero ello no le ha impedido adentrarse con sabiduría y un tanto de sarcasmo en la descripción y análisis de los momentos que han construido la historia y la literatura. Tal vez por ello se ha decidido a publicar el libro que acaba de presentar en la Feria del Libro de Cali, que reúne cuatro ensayos fundamentales que se atreve de entrada a llamar “teológicos”. Fueron escritos a lo largo de varios años y todos tienen una disculpa para construirse. El primero de ellos sobre el artista español Darío Corbeira que lleva no tanto a escanearlo casi que dramáticamente como a construir una teoría sobre el cristianismo y el comunismo, sus identidades y sus dos grandes gestores para él: Santa Teresa de Avila y Joseph Stalin, usados para un retrato del artista y para otro aguafuerte, con más derecho, con más preciosura por parte de Jiménez. El tercero, es tan atronador por su información, por su juicio presuroso y quizás por la habilidad descriptiva sobre la santería cubana, sus babaloos y sus creyentes, que opaca el segundo y el cuarto que despistan sobre la realidad alemana de la postguerra y la fuerza inaudita de Malcom X pero esquivando, en uno y en otro, la decisión política que uno espera de un pensador como Jiménez.  

Sobre Stalin y sus crueldades, sobre su sentido de la vida y de la justicia medita con tanta fuerza que cuando obliga a la comparación con Santa Teresa de Avila, termina elevando a esta santa burguesa a los pedestales que el catolicismo y la historia le han negado al ruso y a ella también en los últimos decenios. 

Del uno y del otro, pero igualmente de Beuys, el profeta errante germánico y de Bedia el cubano santero, huye de aplaudirlos para poder esgrimir la vocería de quien medita sobre los que fueron y no pudieron o resultaron siendo más capaces de lo que el vulgo no ha dejado de creer. Un libro para aprender a meditar en voz alta.  

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.