25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Que está leyendo Gardeazabal: Champús caleño

@eljodario 

Fabio Martínez, el leído profesor universitario y quien edita desde hace años en Pigmalión de España, ha logrado que en esa curiosa editorial española, y al unísono con el Programa Editorial de la Universidad del Valle, donde él ejerce desde hace años cátedra, publiquen un libro que reúne pincelazos sobre Cali, unos a color, otros a blanco y negro. Unos a manera de historias, otros como cuña de parapetos imaginarios sobre una ciudad que cada quien vive libertinamente a su manera. 

El resultado es entonces variopinto. Tiene un prólogo de maestría insuperable, obra del recientemente desaparecido economista e historiador Edgar Vásquez Benítez en donde define los elementos constitutivos del caleño actual que tiene la osadía de resumir en una frase inolvidable: “el caleño de hoy se reconoce en la música (lo que el oído oye) y en el baile (el movimiento corporal”, lo que contrasta con su explicación, un poco más adelante sobre como la evolución de Cali pasa de una ciudad un poco triste y melancólica a ser la bulliciosa y patisabrosa de hoy. 

Son tal vez muchos los pequeños ensayos que recoge el libro y muchos que no alcanzan tan siquiera a salpicar al lector, pero hay unos señores textos como el de Julián Chang sobre la breve historia de la brisa que marca a Cali, y a todo el que le visita en sus tardes, o como el del folclorista Rafael Quintero que en un compendio de sabiduría sobre los secretos sonoros que tiene la capital del Valle nos descubre con gozo los elementos que la hacen perdurable en cualquier memoria. 

Obviamente un libro escrito por tantos y con tantos puntos de vista no alcanza a ser académico ni puede ser rebatido en su orientación filosófica porque no se discurre cuál fue el criterio del profesor Martínez para armar algo tan dispar que a la vez resulte importante para cualquier lector que quiera recordar sus vivencias o tratar de ajustar la influencia de Pardo Llada en su cubanización, sin mar, pero con negros, con mulatos y con caña. Como bálsamo mitigador del champús caleño en que termina convertida su lectura, el libro tiene un anexo de varios poetas, encabezados por el tambor mayor de Julián Malatesta, que atemperan reacciones y descubren o renuevan capacidades poéticas al más avezado lector. Para coleccionar.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazabal.