25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Propuestas desde las pasarelas de El Poblado

Por Claudia Posada

Es difícil entender que, en un momento tan crítico para mantener el orden que garantice seguridad a los antioqueños, se ponga a consideración la propuesta de abrir físicamente los espacios que hoy circundan las universidades públicas; según la iniciativa, en particular, se pretende que la Universidad de Antioquia sea un campus educativo que permita recorridos sin las limitaciones de los muros actuales, es decir, que todo quien quiera caminarlo, incluyendo con igual libertad el desplazarse hacia el Parque Norte o al Jardín Botánico, pueda hacerlo tranquilamente, sin que alguien o algo lo impida.

Todavía no se ha resuelto la protección de personal administrativo, docente y de estudiantes que quieren llevar a cabo sus respectivas actividades con normalidad, amparados en los derechos que les asisten, debido a episodios que por años han alterado su tranquilidad y cada vez son más amenazantes. Brotes de distinta naturaleza no han sido controlados con eficacia, sin desbordarse en acontecimientos de suma gravedad que implican a fuerzas aún no esclarecidas ante la opinión publica a pesar de repetirse por años; y ahora resulta que se pasa la página de la incertidumbre, sin digerirla, para meternos en un cuento que parece haber saltado del libro de los absurdos.

Apenas comenzando las administraciones departamental y municipal, frente a una población esperanzada (como siempre que sale a votar) nos presentan una propuesta que ya ocupa espacios de conversaciones en los escenarios gubernamentales y sociales, análisis y posiciones en medios de comunicación, como si estuviera resuelto lo de los paros y las confrontaciones que no cesan. Quienes nos representan a los gobernados, no han podido pasar -obviamente no es nada fácil- de los diagnósticos a las soluciones concretas.

Cuando nos ponemos en la tarea de escuchar a quienes están en las esferas de poder y decisión, de todos los niveles y posiciones burocráticas o políticas, no podemos más que lamentar tanta babosada; la misma que hemos oído decenas de veces, y desde años atrás, como respuesta a la ciudadanía que reclama acciones perentorias.  Y es que mientras primen intereses individuales de toda índole, no hay consensos, no habrá acuerdos, tendremos problemas con soluciones tal vez posibles si se concertara por el bien común.

La propuesta de nuestro mandatario Aníbal Gaviria, la misma que parece le sonó bien al gobernante local Daniel Quintero, nos echa encima otra preocupación: ¿Espacios abiertos en la zona norte de Medellín desconociendo la realidad de ese entorno? Tal vez desde las pasarelas de El Poblado no se alcanzan a dimensionar los peligros, riesgos, costos financieros, crisis sociales y violencias que pueden colarse y transitar sin control posible por zonas muy vulnerables, a la vez amadas, como la Universidad de Antioquia, al igual que sitios aledaños de gran belleza y disfrute para niños y adultos, con mucho que cuidar y población para proteger.

Abrir espacios para la comunidad, merece estrategias más elaboradas, menos ilusas, pero sobre todo en consonancia con programas construidos para acercar la educación, el deporte y el esparcimiento  a todos los estratos, lo que no se consigue tumbando muros; esto exige llevar a cabo,  de manera simultánea, un trabajo de gran calado y compromiso mancomunado con los sectores privados, y académicos (estos tienen bastante adelantado pero parece que a la clase política no le gusta  aliarse con los que saben) para trabajar en soluciones eficaces y prontas.