Por Oscar Domínguez G. (foto)
Amigo Verano, salud y hartos versos. En un correo que se me extravió en los vericuetos de internet, te decía que por lo menos los chapetones deberían invitarte a recibir el premio que te adjudicaron así sea a lomo de carabela. He alzado todos los ceniceros y no encuentro el tal correo que envié con copia a varios amigos, incluido Orlando Ramírez, por telégrafo Orcasas, por quien conocí la noticia, y a un vecino tuyo de edificio, el tallerista Jairo Morales Henao,el marido de Aquella, mi compañero de pupitre en La Salle de Envigado, malito pal fútbol y pal ajedrez pero muy voluntarioso eso sí. Lamento que gaste más el papa en condones y mate que los chapetones en euros para acompañar el galardón que te han sabido afrijolar. Y te decía también que premio sin el vil metal es como la rivera sin la ola, como el soneto sin el primer cuarteto o sin el segundo terceto. Te contaba que tengo diploma pero de «experto» en el catecismo del padre Astete. (Lea la columna).
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