19 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Por qué solo ellos son los buenos?

Por Balmore González Mira

He observado con silencio profundo cómo es el accionar, comportamiento y declaraciones de algunos mandatarios locales y regionales en el último año y de algunos de sus inmediatos subalternos. La inmensa mayoría anda con el famoso efecto Adán, aquellos que creen que la administración de sus departamentos y municipios comenzó con ellos. Este nocivo efecto desconoce de principio a fin lo que sus antecesores han construido, lo que han planeado y lo que han dejado. 

Lo propio sucede en las instituciones, cada que un nuevo gerente o director llega, quiere borrar de un tajo lo que ha hecho su antecesor, como si toda una historia no fuera suficiente para reconocer que todo el mundo aporta en la medida de sus capacidades. 

No sólo quienes llegan han aportado y han construido, el día que entendamos que cuando llegamos a esos cargos lo hacemos por un tiempo, que hemos recibido un legado o una herencia con cosas malas, regulares, buenas y excelentes,  y seamos capaces de reconocer que debemos construir sobre lo construido, mantener lo bueno,  mejorar lo susceptible de mejorarse y desechar con buen tino y prudencia lo malo, ahí hemos entendido que como aquella histórica frase, “los hombres pasan y las instituciones quedan”. 

Seres humanos los hay también de todos los cortes, pero es tan dañino aquel que no hace nada bueno, como el que desconoce que otros han hecho cosas buenas. Los egos, los orgullos y las soberbias no dejan que entre todos construyamos y podamos salir adelante. Qué bueno poder reconocer lo bueno en el otro y sobre ese principio entender que el mundo no ha empezado hace poco. Edifiquemos entre todos para que sea más fácil sostener la pesada carga de las necesidades que la humanidad cada día demanda más de sus dirigentes.