28 marzo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Pongamos nuestra casa en orden

Carlos Mario Restrepo

Por Carlos Mario Restrepo Tamayo 

Gustavo Petro en su calidad de presidente electo el día de su posesión, juró cumplir con la Constitución y la ley, es decir se comprometió a respetar la institucionalidad, la independencia de poderes, velar por la vida, honra y bienes de todos los colombianos y no sólo por los intereses de la Colombia humana y / o el Pacto Histórico, sino también por los intereses de más de diez millones de colombianos que votaron en  contra de sus programas de gobierno, e incluso de  aquellos que votaron en blanco y de quienes se abstuvieron de ejercer su derecho al voto.

Colombia es un estado de derecho con una de las democracias más antiguas y sólidas, más no perfecta, del continente, respetada por todos los países, entidades y asociaciones nacionales e internacionales.

En esta democracia no ha tenido espacio un sistema totalitario con la concentración de poderes en el presidente de la República y menos ahora que Gustavo Petro los solicita en las facultades extraordinarias, a un Congreso que atraviesa la peor crisis de imagen por la corrupción en muchos de sus dizque honorables padres de la patria y luego de que él como presidente hubiese señalado públicamente nuestro ordenamiento jurídico como el  principal enemigo de su gobierno, pretenda ahora romper con la institucionalidad y pasar por encima de la Constitución.

Todos los compatriotas debemos hacer votos para que a este gobierno en cabeza de Gustavo Petro le vaya bien, que logre mejorar la calidad de vida de  todos los colombianos, que sus programas de gobierno logren alcanzar los mejores resultados y beneficien en la mejor forma a todos los estratos sociales sin generar odios ni lucha de clases sociales y logre por el contrario armonizar los intereses entre todos los estratos sociales, para que en una forma estimulante, genere las condiciones de un desarrollo económico, armónico y complementario, indispensable como mecanismo civilizado para mejorar la calidad de vida de todas las familias de nuestro país.

Las concurridas y pacíficas marchas realizadas recientemente en forma ejemplarizante dentro del derecho de protesta que permite nuestra Constitución, no son más que una invitación democrática para que el presidente reflexione y de un giro en su estilo de gobierno soberbio y dictatorial al cual no estamos acostumbrados los colombianos para que mediante una gran concertación con las distintas fuerzas políticas de derecha e izquierda, los empresarios, la Iglesia, agremiaciones, con el acompañamiento y asesoría de las personas y técnicos más calificados, además de los otros importantes actores de la vida nacional le permita llevar este barco a buen puerto, desarrollo en paz, convivencia, solidaridad y fraternidad.

Es cierto que nuestro país requiere reformas urgentes como nuestro régimen de justicia, penitenciario, laboral, energético y el de Salud el cual merece toda nuestra atención en donde no hay espacio para improvisaciones ni para incurrir en equivocaciones donde convergen toda clase de advertencias por los riesgos que se corren desde el interior del mismo gobierno, de diferentes partidos políticos, el presidente del Senado, y de una  gran mayoría de la ciudadanía, luego de haber logrado consolidar por más de 30 años uno de los mejores sistemas de salud a nivel mundial, con una tasa de cobertura por encima del 90% de la población.

Este gobierno debe preocuparse por mejorar las condiciones de empleo. Pero eso no se logra por decreto debe dejar de ser autista. Es necesario escuchar buenos y oportunos consejos, para  generar condiciones estimulantes que logren la confianza en los empleadores que observando un gobierno serio, austero, analítico y planificado les despierte el ánimo  de invertir en sus empresas creando nuevos puestos de trabajo, con empleo formal y estable.

Todo esto es muy contrario a lo que está ocurriendo hoy con las medidas improvisadas, anunciadas por este gobierno en cabeza del presidente y varios de sus ministros, las cuales explican a las claras la preocupante cifra que revela la última encuesta de la ANDI con sólo un 27% de sus afiliados dispuestos a invertir en sus empresas.

Los colombianos queremos y esperamos que el presidente Petro dé muestras de seriedad que responda a un estilo de gobierno social demócrata, serio, respetuoso de la institucionalidad, menos twitero, sin balcón, planificador, receptivo, moderno, ponderado, austero, acompañado de personas altamente calificadas sin importar su afiliación política para ocupar los altos cargos del gobierno.