
En una gira por el suroeste antioqueño con Guillermo Vélez Urreta, Oscar Montoya y José Múnera León, el doctor Ramiro Vieira, otro Laurenista acérrimo, se echó un discurso más malo, cerrando el evento, en el parque del pueblo.
Ramiro vieira me pregunto cuál fue la parte de su discurso que más te gustó y que la gente aplaudió. Y yo le contesté: Ramiro la mejor parte de tu discurso y que la gente te celebró, fue cuando dijiste: “ya para terminar…”
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El patriarca Jaime Sierra García, buen hombre. Era gobernador de Antioquia y un día en un pueblo se le arrimó un coterráneo y le dijo que lo colocara en lo que fuera. Sierra García le dijo: mira qué cargo hay vacante por ahí sencillo en la Gobernación donde yo te pueda nombrar.
El ciudadano estuvo averiguando y un día le pidió cita al gobernador y le dijo: doctor ya tengo la coloca pa’ mi. ¿Cuál es? Le preguntó Sierra y el hombre le contestó: en la orquesta departamental, doctor. ¿Cómo, y en la orquesta qué vas a hacer? Pues doctor, ese que se para delante de la orquesta moviendo una varita, ese puesto se ve que es fácil.
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Se realizaba un evento muy importante, en un municipio del Magdalena Medio donde intervendría directamente el señor gobernador Juan Gómez Martínez.
El gentío era impresionante, todo el mundo contento alegre, con viandas y licores en esa calurosa región llena de tropicalismo y vallenato.
En medio del evento aparecieron el gobernador Juan Gómez y el secretario de obras públicas Luis Fernando Muñoz, el gerente del EDA Jaime López, los tres de sombrero, poncho y carriel. Una viejita que los vio bajar dijo: ¡juemadre esto se puso bueno, llegaron los trovadores!
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Mi amigo Edgar Brand fue elegido popularmente alcalde del municipio de Abriaquí. Lo acompañé a la posesión en esa localidad y en el desfile todo el mundo le gritaba: ¡pescao!, ¡pescao!, desde las ventanas, desde los balcones, desde los bares y Edgar sonrojado me dijo, doctor es que a mí me dicen pescao y le dije: sí, ya me di cuenta.
En su discurso de posesión en la plaza pública Edgar dijo: yo quiero mucho esta tierra porque es la tierra de mis canastos. La gente se quedó callada y yo simplemente al final del discurso le pregunté: oíste hombre Edgar, ¿cómo así que de mis canastos? Y me dijo: doctor, el origen, la raza, mis parientes y le dije: guevón, se dice ancestros.
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