9 diciembre, 2025

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Política y humor: Anecdotario de Gerardo Emilio Duque

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Gerardo Duque

Nota: Gerardo Emilio Duque se encuentra hospitalizado por quebrantos de salud, en la clínica CES. Hoy al mediodía le dijo a El Reverbero de Juan Paz, con su tono picaresco: me estoy comiendo la comida de hospital, hiposódica y poquita. No obstante su condición de salud, Gerardo envió su nota de hoy, Política y humor.

El Nueva Ola Circo de Miguel Castaño y sus hermanos, era el espectáculo legendario de muy buena calidad que alegraba la generación de los años 70 y 90.

Este circo arribó a Yarumal cuando mi padre José Roberto Duque Álvarez era registrador de instrumentos públicos y privados de esa localidad.

Entre los dueños del circo y mi padre existía una afinidad por ser ambos oriundos del Carmen de Viboral, razón por la cual a mi padre le fue entregado un pase de cortesía para dos personas con el fin de que asistiesen cuando quisieran al espectáculo.

En medio del evento y dentro de la programación salía un burrito que lo llamaban Toribio, animalito este, que estaba adiestrado para que cuando el animador le preguntara: Toribio quién se quedó sin pagar la función, quién se entró, Toribio se iba pa’ la fila de pases que quedaba en primera línea y señalaba con el hocico y la patica a cualquiera de los que estaban en esa galería que hubieran entrado con pase de cortesía.

Gerardo Granda vecino nuestro en La Piedra de los Aburridos de Yarumal entró con el pase de cortesía. Cuando al burro le correspondía señalar quién entró sin pagar, este se paró al frente de Gerardo y empezó a señalarlo, lo banderió. El pobre Gerardo, bien achantado, se paró pálido de la pena y le dijo al burro:  que pena señor don Toribio, yo entré con un pase que me prestaron los Duque, si quiere pregúnteles.

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Estando de correría en el municipio de Abriaquí, mi apreciado amigazo, viejo querido Ignacio Molina, una noche tomando guaro en el parque de ese municipio después de tres días de correría, escuchando la bella canción Los Caminos de la Vida que dice “los frutos de la unión que son los hijos acompañan el hogar con su presencia”, Molina lloraba y decía: ay, Margarita, y mis hijos cómo extrañarán mi ausencia, no veo la hora de que abra la telefónica pa’ llámalos.

Transcurrido un tiempo en esa velada bohemia le dijo Luis Javier Velásquez a Ignacio Molina: Ignacio ya abrieron EDATEL corre y llamá. Molina se paró traguiaito, se fue hacia la central telefónica. Señorita, una llamada a Medellín pagando aquí. Con mucho gusto señor, cabina tres. Molina entró despavorido a la cabina y le dijo al que contestó que era uno de sus hijos: hijos los quiero mucho, me hacen mucha falta, en unos días regreso, abrácenme a su mamá: Y la respuesta fue: Y es que usted donde está pa… ¿usted no estaba aquí? Pa’ dónde se fue.

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Luis Alfredo Ramos, alcalde querido patriarca y gran amigo, y Luis Javier Velásquez Restrepo ex parlamentario otro más de la barra, estaban discutiendo algún asunto sobre la administración municipal de Medellín donde fungían como servidores, alegato en el cual supuestamente no se entendían.

Luis Alfredo, un paisa de pura chispa ancestral, inteligente y letrado refiriéndose a Luis Javier le dijo jocosamente: ese es el problema de trabajar con mulas viejas. Luis Javier le contestó: doctor Luis Alfredo, las mulas viejas son las que mejor conocen el camino.