Por Gerardo Emilio Duque
Policarpo Tobón Arias, ahora brillante jurista, fue guarda de tránsito y le correspondió ser mi escolta como secretario de Tránsito de Medellín. Cierto día, muriéndome del guayabo, le dije: poli, tráeme un par de Alka-Seltzer. Me dijo: pa’ tomar doctor… Le contesté: No guevón, pa’ hacer un yoyo.
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En una ocasión estando en un estadero con la familia, el Poli, mi escolta se paseaba por el borde de la piscina, de botas de las militares, chaleco, metralleta, cachucha y gafas oscuras.
El dueño del establecimiento se me arrimó y me dijo: señor la gente está asustada con ese señor armado al lado de la piscina. Me arrime donde Poli y le dije desde el agua: Poli, quítese todo eso, póngase la pantaloneta y venga báñese con nosotros. Poli llegó en pantaloneta con caminado de pesista, impetuoso y erguido, se tapó la nariz y empezó a chapalear como ahogándose y a mí me correspondió sacarlo. Y le salvé la vida al escolta.
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En otra oportunidad el Poli con la misma pinta que les mencioné, se fue para la Plaza Minorista a comprarme un bagrecito para el almuerzo. Una hora después de haberse ido me llamó. Doctor, doctor si viera la que pasó. Qué fue poli, cuente. Doctor estaba yo comprando el pescado cuando veo dos helicópteros volando muy cerquita del techo de la minorista, soldados y policías se tiraban de los camiones y se tomaron la plaza. A qué duro van a coger dije. Y me quedé mirando ese operativo asombrado, cuando de pronto doctor me caen como cinco tipos con fusil y gritan quieto. Doctor el operativo era contra mí, me confundieron con Pablo Escobar.
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Un médico rural de la Seccional de Salud de Antioquia debió operar de urgencia de apendicitis grave a un campesino de una vereda. El médico en el transcurso de la intervención quirúrgica, con anestesia local, pa’ acabar de ajustar, le dijo al campesino: hay señor, qué pena, le corté un testículo y siguió operando. Al rato le dice al paciente: hay hombre se me fue el otro testículo, qué pena señor por Dios. Y dijo el campesino: hágale dotor, no se preocupe, mientras no me toque las guevas, hágale tranquilo.
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José Manuel Marroquín expresidente de Colombia, escritor y poeta, autor de la obra La Perrilla de la cual decía que no era una perra sarnosa sino una sarna perrosa. En un discurso de rendición de cuentas, al referirse a la pérdida de Panamá como territorio colombiano, dijo no sé por qué están berracos con el caso Panamá, si me dieron un país y les devolví dos.


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